martes, mayo 06, 2008

ROCIO

Ayer estuve escuchando todo el día el disco "Rocio" de Daniel Melero.
Obra maestra absoluta, comienza por demostrar cuanto nos equivocábamos cuando planteabamos a Melero como el adalid de la música electrónica.
Melero es un músico experimental que juega con los elementos que tenga a mano: a veces lo hace con la música electrónica, a veces con el rock, otras con el pop.
No se ata a ningún condicionamiento.
Aparte esa idea tan argentina de hacer discos sin saber nada de música, intuitivamente, cuando lo que recomiendan los que saben es primero aprender todo para luego tirarlo por la ventana.
Pero el no.
Este disco, "Rocio" está concebido en pleno furor del "easy listening", ese recicle de músicas softs, antes consideradas grasas, que vuelven siempre con un dejo mas o menos irónico (remember Lou Vega, Sergio Pángaro, etc).
Bueno, Melero, como siempre, va un paso más allá.
Como el mismo lo definió magistralmente en un reportaje de la época, este disco es el que siente un dandy que está en una fiesta, caminando al borde de la pileta de natación con un Martini en la mano y tiene un bad trip de repente.
Asi, todas las canciones son sutiles, suaves pero con un toque de caos, de algo que se está desvaneciendo a cada momento.
En ese sentido, el eje del disco es "Piña Colada" un tema que repite el título con un sonido pegajoso que de a poco se va volviendo terrible. Ahi pasamos en solo dos pasos del homenaje a la parodia y de la parodia a lo desconocido: el existencialismo, la náusea y el daikiri de frutilla.
También está el encanto de "Descansa en mis brazos", la asfixia de "Pequeño" (remember "El increible hombre menguante") e incluso temas instrumentales que deconstruyen la percusión fiestera hasta su mínima expresión,como, si claro, pequeñas gotas de rocio.

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