Ayer leía en "Clarin" y "La Nación" los comentarios posteriores al estreno de "La mujer sin cabeza" en Cannes y me reía solo. Es que Lucrecia Martel, como todas las personas poseidas por el genio, genera amores y odios incondicionales.
En buena se meten los criticos que tratan de hacer pie entre lo que ellos vieron en la película, lo que dice el público y el resto de la crítica mundial.
Cada película de Martel tiene su sello personal, pero a la vez sube la apuesta artística sin importarle demasiado si se va a entender el chiste o no.
Cineastas como ella son únicos en el mundo.
Hace un par de años me la crucé en un ciber, la felicité y le regalé mi libro. Prometió leerlo y escribirme. Pero no.
En ese momento le dije que "La niña santa" me había parecido claramente superior a "La Ciénaga" y dijo con cierto pesar que ella pensaba lo mismo, pero que la crítica no.
¿Qué dirán cuando se estrene acá su última locura?
Hablamos también de una película de terror que quería hacer y ahora me entero que va a dirigir la película "El Eternauta".
Dios! Esta mujer las tiene todas a su favor.
No hace nuevo cine argentino. Hace el mejor cine argentino.
Versos tachados
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No todos los versos tachados
hablaban de vos
algunos buscaban sentido
creyendo saber lo que ha sido
morder el dolor
como si beber un vaso de arena
pu...
Hace 4 semanas.
1 comentario:
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