domingo, diciembre 27, 2015

ESCUELA DE MÚSICA

Recién la Escuela de Música de Coronel Suárez dio un recital en homenaje a Spinetta y Cerati.
La verdad que estuvo por encima de mis expectativas.
Fue muy inteligente la elección de los temas en ambos casos y la brevedad de los sets.Homenaje módico, breve, dos veces bueno.
Más allá de cierta tendencia a ponerle cuerdas a cualquier tema, tendencia que da la vuelta al mundo desde hace un par de décadas, la versiones fueron muy dignas y la banda se portó, con gran protagonismo del cantante, Juan Mansilla. Hay que bancarse reemplazar nada menos que a dos monstruos así en la voz, todo un recital.También brillaron los invitados especiales y músicos de ayer y hoy de Coronel Suárez.
No hubo grandes hits, si grandes temas. Se destacaron el rock de Bajan y el folk de Cactus.
Gracias totales a esa escuela de rock que fueron estos dos flacos inolvidables y al milagro de que haya una escuela de música en nuestra ciudad.

martes, diciembre 22, 2015

LO QUE VEO EN "LA PATOTA"





Llega fin de año y los inevitables balances. Pienso en la película que más me impactó en 2015 y no dudo: La Patota.
Segundo opus en solitario del joven talento Santiago Mitre, la película es una remake de la realizada por Daniel Tinayre en su momento con el protagónico de Mirtha Legrand. No vi la original, dicen quienes la vieron que también es una gran película, aunque muy diferente a la actual.
Es que Mitre hace una operación muy osada y que le sale muy bien, sobre una historia en apariencia sencilla y a cargo de un proyecto de gran presupuesto, el y su coguionista, Mariano Llinás, aplican una escritura sutil y aguda, una suerte de alegoría del Kirchnerismo (como también lo era "El Estudiante", pero esta es aún mejor).
Claro que lo que veo yo no tiene que ser igual a lo que vean todos los espectadores, ni aun los creadores de la película. Ahí también la riqueza y complejidad del film.
Pero voy a mi interpretación: una estudiante de abogacía, hija de un Juez, decide postergar su carrera universitaria para irse a un barrio marginal a enseñar ciencias políticas. La película abre con un notable plano secuencia donde se ve la discusión entre la protagonista, Paulina y su padre (una gran actuación de Oscar Martinez). El planteo es picante, uno tiende a aprobar a la chica idealista frente al padre conservador. En ese sentido, la actuación de Dolores Fonzi es tan extraordinaria y convincente que hace tambalear el sentido común del espectador.
Paulina comienza con sus clases y sus infructuosos intentos de hacerse entender, chocan contra la indiferencia y las burlas de sus alumnos. Y eso no la amilana. Pero luego sucede lo imprevisto: una noche, la patota del título, la viola en una situación no planificada, en realidad no era ella la destinataria de la violencia.
A partir de allí se desencadena el drama: Paulina sabe quienes son y no quiere denunciarlos, Paulina queda embarazada y se niega a abortar. Allí vamos viendo que cada intervención de su padre Juez es coherente y tiene sentido común: quiere encarcelar a los autores y le ofrece abortar a su hija. Pero Paulina se niega y sigue adelante sola. Todos la van abandonando, desde su novio, hasta su amiga y frente al estupor de su padre que no sabe que hacer y termina emocionalmente quebrado.
Acá viene lo que pienso: Paulina es la típica chica K a la que le vendieron un relato que la hace sentir inteligente y sensible. Toma decisiones erróneas en nombre del bien común. Los derechos humanos mal entendidos, la gran herencia de los K, que no fue magia.
El dispositivo creado por Mitre y Llinás hace explotar todos los lugares comunes de una década ganada, y nos provoca escena a escena. No hay ni una toma de más. Por ejemplo, al principio, cuando ella tiene sexo con su novio, el se pone un profiláctico, se cuidan. Y resulta que cuando ella es violada, decide no abortar. Una locura.
Un delirio que no se sostendría sin la estupenda actuación de Dolores Fonzi, que muestra una entrega y un amor por el personaje digno de mejor causa. Si la actriz no fuera tan buena como ella, la película naufragaría y todos se burlarían de su obsesión por encontrar una supuesta verdad.
Por lo menos, así lo veo yo...

miércoles, diciembre 16, 2015

1985

Hace 30 años yo tenía 13 y si mal no recuerdo, comenzaba la adolescencia y el secundario.
Y si, recuerdo perfectamente que 1985 fue cuando comencé a escuchar los primeros cassettes de rock nacional.
Primero en el ránking estaba "Rockas Vivas" de Miguel Mateos y Zas, un disco de grandes éxitos en vivo, con mucha potencia y también mucha demagogia poética populista, que aprovechaba el envión eufórico del alfonsinismo. Cuando iba caminando hacia la pileta de Blanco y Negro, en todas las casas de todas las cuadras se escuchaba como todos tenían ese disco al palo en sincronicidad perfecta. Posta.
Con el tiempo comencé a hilar más fino y descubrí que Soda Stéreo había editado su segundo disco, "Nada Personal", un gran disco que marca una importante evolución con respecto a su debut del año anterior.
También estaba el "Giros" de Fito Páez, otro gran disco, pero a Páez siempre lo vimos como un aliado de Spinetta y García, el status quo del rock nacional, a los que considerábamos los dinosaurios en ese momento.
Hoy, pasados 30 años, me animo a decir, que sin embargo, el mejor disco de ese año, fue "Locura" de Virus, un disquito con 8 temas perfectos.
Y ahora que lo vuelvo a escuchar en estos días y me parece hermoso, recuerdo una anécdota del colegio.
En esos días, unas profesoras nos dieron una charla especial para alertarnos de los mensajes subliminales de las letras de los temas de rock nacional. Y en mi recuerdo, seguramente selectivo, está el tema "Luna de miel en la mano", donde nos advertían fuertemente que la letra hablaba de la masturbación y de la droga, cuando dice por ejemplo: caramelos de miel entre tus manos/ te prometo una cita ideal. Eso era el mal para las profesoras y a nosotros claro, nos daba más ganas de pajearnos y drogarnos.
Espero que el colegio haya cambiado en estos años, como cambió el rock claro, el rock hermoso y degenerado de Virus que te incitaba a descubrir los placeres de los sentidos.
Ese rock que hoy es una triste sombra de lo que era hace 30 años.

sábado, diciembre 12, 2015

HOFFMANN



Fue en 2012 que Rudie Martinez me contó, que tras la partida de Toto de Adicta, con el resto de los integrantes más un nuevo cantante, habían formado una nueva banda que se llamaba Maldonado. Ese fin de semana daban su primer show y Rudie, siempre lacónico, me dijo: va a haber sorpresas.
Fui intrigado al show, muchos temas nuevos, saliendo del tecno dark de Adicta para adentrarnos en la melancolía pop de Maldonado. Y en un momento anuncian invitado sorpresa y sube a cantar...Sergio Denis!!!!
Locura total, cantan tema de Maldonado y para cerrar: hoy querida amiga, hagamos el amor con alegría....y se armó el pogo total. Yo no entendía absolutamente nada pero estaba feliz.
Con el tiempo me enteré que el nuevo cantante era Federico Hoffmann, hijo del "Negrito" Hoffmann, como se lo conocía en Suárez a Sergio Denis. Lo cierto es que Maldonado duró muy poco y dejó un disco maravilloso llamado "El arte de esquivar puñales", que atesoro en mi discoteca. Pero eso es harina de otro costal.
Separado entonces Maldonado, Hoffmann emprende una carrera solista de la que no tenía noticia hasta hoy. Recién vengo del glamoroso Palermo Hollywood, más exactamente del Velma Café, adonde se presentó el proyecto solista de Federico más amigos.
Tocaron como invitados todos los ex integrantes de Maldonado: Rudie, Julián Horita, Diego Rodriguez y Joaquín Franco y algunas otras luminarias, como el gran guitarrista Fernando Kabusacki.
El show fue maravilloso y duró poco menos de dos horas.
Hoffmann confirma todo lo esbozado en Maldonado: es un gran cantautor, sobrio, melancólico y elegante, que maneja la sutileza del pop desmarcándose con elegancia del poptimismo de su padre y que también la rockea de lo lindo cuando la ocasión lo requiere.
No hay muchos referentes locales con quien compararlo, más bien pienso en Bob Dylan y Leonard Cohen, crooners y poetas de alta alcurnia. Y es que el tipo se lo merece, nunca una nota ni una palabra de más. Siempre el toque dandy del buen gusto. Notable.
Mientras tanto en la radio pasan cualquier garcha y ya sabemos como es la historieta. Pero alguien tiene que testimoniar la verdadera historia, la emoción sin golpes bajos ni demagogia de la música que no escuchan todos.
Federico Hoffmann, un grande que no le debe nada a nadie.
Quien quiera oír que oiga.

domingo, diciembre 06, 2015

PSICOMAGIA



Alejandro Jodorowsky, antes y después de destacarse en todas las artes posibles, creó su propio método terapéutico, la Psicomagia (y también la Metagenealogía).
Lo que dice este iluminado francés de 86 años, origen chileno y judío, es que el psicoanálisis llega a la verdad del inconsciente pero no suele corregir el trauma. El inconsciente no responde al estímulo de simples palabras. Eso lo descubrí también yo luego de diez largos años de análisis.
Entonces, la técnica que inventó Alejandro implica tirar el tarot marsellés preguntándole a la persona que quiere saber y luego, cuando aparece el problema, el da como solución un acto psicomágico: el consultante tiene que hacer algo muy loco y raro, extravagante. El inconsciente lee ese mensaje metafórico y se cura.
Esto funciona, a mi me funcionó al menos, no se como ni porqué pero por eso es Psicomagia. Tuve una consulta hace unos meses aquí en Buenos Aires con Christophe, el discípulo francés de Alejandro (quien vive en París) y fue muy productiva.
Ahora, lo más loco de todo, es que recién ayer a la tarde me cayó la ficha finalmente. No fue un milagro ni una iluminación psicodélica, simplemente se me terminó de armar el rompecabezas mientras estaba pensando en pajaritos. Y lo que me di cuenta es que no surgió toda la verdad con Christophe, simplemente porque no hice la pregunta correcta. Y lo mismo vale para el psicoanálisis. Uno se resiste a revelar la verdad, uno teme y prefiere volverse loco antes que enfrentarse a la verdad. Al menos es lo que me pasó a mi. Cuando uno está frente a cualquier tipo de terapeuta uno se inventa un personaje y tira cortinas de humo para confundirlo.
Así que entiendo y perdono a aquellos que no supieron interpretarme correctamente. No era fácil.
Ahora estoy en paz y me acuerdo especialmente de mi abuelo Enrique Miravent a quién acusé injustamente de todos los males de este mundo, porque es más simple que haya un mal absoluto, un chivo expiatorio a quién culpar, para no hacernos cargo de nuestra propia oscuridad.