AVATAR, 13 AÑOS DESPUÉS

Debo ser la única persona en el mundo que no había visto "Avatar", ni sabía de que se trataba.

Este reestreno un poco antes de que llegue la segunda parte me dio la oportunidad de verla en el cine.

Arranca muy bien, la alegoría que plantea es poderosa: ese planeta que los humanos quieren saquear y destruir es la Tierra misma. Eso es lo que le hicimos a nuestro propio planeta.

Invadimos, saqueamos y asesinamos a las culturas originarias de América como ahora quieren hacerlo con el planeta Pandora.

La idea de infiltrarse entre los nativos con un avatar también es poderosa.

El marine protagonista se enamora de una chica nativa y de la candidez y espiritualidad de su tribu.

Después comienza la típica pavada yanqui. Plantear que una tribu con arcos y flechas puede vencer a armamentos sofisticados es poco creíble y pretende cambiar la historia de la conquista y saqueo de América.

También plantear que todo se soluciona con guerra es muy yanqui. Que al mal se lo combate con mal.

Después, si, todo espectacular, los efectos de ultima generación, la interacción con humanos, etc.

Es la película más vista de la historia del cine.

Una boludez muy sofisticada.
 

SER DÉBIL

 

Lo dijo Osho, lo dijo Lao Tse, lo dije Rumi, lo dijo Jesus.

Todos con distintas palabras pero con el mismo significado: hay que ser débil, flexible, perdonar, poner la otra mejilla, no vengarse.

Contra la palabra de los sabios, de los iluminados, se opone todo un mundo, una cultura del fuerte, del vengador, del justiciero.

Está en las películas de Hollywood y está desde siempre en el inconsciente colectivo de todo el mundo.

Hay excepciones claro, me sorprendió en la última película del hombre araña como este perdonaba y transformaba al que había asesinado a su tía.

Eso: lo inesperado del perdón, de poner la otra mejilla cuando nos golpean, sorprende y transforma al golpeador.

Si no hay yo, si todo está vacío, no hay quien se ofenda.

Si todos somos uno, no hay competencia.

Entender y practicar esta enseñanza es uno de nuestros grandes desafíos en esta vida.

THE AGE OF COMMUNICATION: UN MUNDO FELIZ

Murió Carla Tintoré, quien será para siempre la DJ de la Age.

Me remonto inmediatamente a 1992, era el segundo año que viví en Buenos Aires, estudiando Publicidad en la UCA.

Alguien que vivía conmigo y que era mi amigo en esos años, me cuenta de un boliche reloco que había conocido por Retiro. Nosotros vivíamos cerca, por Santa Fé y 9 de Julio.

A partir de ahí comencé a ir a The Age of Communication, la mejor disco que conocí en mi vida.

Te cobraba la entrada Lisa, pasaba música Carla y ahí los vi a TODOS. No faltaba nadie.

Era una casa gigante con varios pisos, me acuerdo que cuando entrabas, en una pared había un Cristo que decía I love you y en la otra pared un Hitler que decía lo mismo.

En un piso había biblioteca, en otro un piano de cola, en otro estaba la pista propiamente dicha y arriba estaba la terraza adonde vendían choris y patys.

Fue el primer experimento que conocí adonde convivíamos todos bailando excitados, borrachos, drogados.

Heteros, gays, lesbianas, bi, trans y freaks en general.

Era un mundo feliz, una noche feliz y pienso como todo eso en las siguientes décadas decantó en políticas de derechos humanos y civiles para las minorías.

Seguí yendo todos los noventas pero fue decayendo y en un momento me entero que lo cerraron. Alguien me contó que supuestamente un pibe se había tirado de cabeza desde la terraza y se había matado. Un bad trip.

Para los que se pregunten como era, el video de "Selva" de La Portuaria está filmado en parte en la Age.

Como olvidarme de esa puertita mágica de la calle San Martin: ahí empezó todo, al menos para mi.

NO MENTE

 

Osho dice algo hermoso: "La mente, un sirviente excelente, un amo peligroso".

No hay que  estar siempre en la mente ni ir contra ella. Hay que domarla.

Meditar en realidad significa no mente. Igual que la famosa palabra zen.

Hay una instancia superior donde nos encontramos con el vacío.

Es cuando se apaga la computadora. Es cuando desconectamos la mente.

La mente o ego sirve para hacer las tareas intelectuales y prácticas, pero no debe manejar nuestra vida so pena de volvernos locos y ser profundamente infelices.

Cuando aprendemos a desconectarla, volvemos al paraíso perdido, a la inocencia primigenia.

Ese famoso estado zen también se conoce como iluminación, nirvana, samadhi.

Es tan simple como esto: estar en el aquí y ahora.

Atentos, despiertos, presentes, alerta.

Observando, siendo testigos, sin juzgar.