martes, abril 18, 2006

Hacia una metafísica del nene bien o Isidorito

El nene bien o Isidorito es el que ya ha superado largamente la adolescencia y sigue casi tal cual. Viene preferentemente de familias de clase media alta o clase alta en descomposición.
No me molesta ubicarme en esa situación. Y paso a justificarme: desde chico soñe con mundos de fantasía que no coincidían con los de la educación clásica ni la religión.
Di miles de vueltas que para la gente "normal" son pérdidas de tiempo, pero en verdad uno está buscando el camino y en el medio, se pierde. Sólo el que busca algo se pierde.
Los amigos freaks que he tenido a lo largo de mi vida y yo venimos de realidades socioeconómicas, socioculturales similares y enseguida pegamos onda porque éramos los marginales. No es fácil en ciertos lugares ni en ciertas familias hacerse el Isidorito, ser un nene de mamá rebelde. Es mucho más fácil dedicarse a trabajar y escalar en la vida social que andar pelotudeando a la noche, tal su lectura.
Pero los niños bien amamos la noche y lo que ella conlleva, allí hay códigos de amor y odio, de amistad y valores que no se ven en la vida cotidiana. Allí las personas se muestran tal cual son en realidad.
De chiquitos vimos y leímos muchas cosas que nos quemaron la cabeza. Es difícil creer en el mundo, en la sociedad cuando se ha leído a ... no se Oscar Wilde por decir algo. Así, la figura del dandy, del haragán elegante, del bon vivant, está en toda la literatura universal. Baudelaire puede llevarte a la perdición.
El Isidorito ama el mundo oculto y las mujeres bellas, suele tener pequeños vicios pero sabe de la elegancia del buen vivir, no me refiero específicamente al dinero: me refiero a caminar derecho en todas las situaciones, con toda clase de gente, a ser un guerrero, un artista de la vida.
Los medios de comunicación tradicionales suelen ver esta actitud con cierta desconfianza, la gente que suele trabajar allí, sea de la clase que sea, suele acreditar el haberse echo de abajo, lo que les da cierta revancha marxista. Pero los que vivimos a full el bovarismo estamos entre dos fuegos: la familia que te quiere redimir o directamente te margina y los medios de comunicación que te miran con un interés ambiguo. Así, uno va surfeando entre diferentes mareas y tratando elegantemente de no pegarse un porrazo.
Es dura la vida del artista.
Pero el artista de la vida sabe que nada en este mundo tiene demasiada consistencia y cuando come afuera sabe que le da trabajo a la gastronomía, cuando contrata una señora de la limpieza le da de comer a ese rubro y así... Vive en paz con el universo y ama las luces del centro, las cosas banales y frívolas, pero sin ser banal y frívolo. Ha llegado a cierto grado de evolución zen que le permite ser feliz con sus propias contradicciones. Y sólo las mujeres y ciertos hombres con sensibilidad captan esta situación y se sienten atraídos por ella.
No me cierro a la posibilidad de tener ahí al amor de mi vida, pero me despiertan desconfianza ciertas actitudes. En verdad es todo un juego histérico hasta que uno verdaderamente se conoce en cuerpo y alma. Lo cual no está bien ni mal, es sólo una especulación hasta que se vuelve REAL.
El problema es cuando uno no tiene trabajo o el trabajo que tiene no le da el suficiente dinero: la gente que aporta plata a la causa, sea la flia, amigos o alguna amiga invisible ponen condiciones y exigen lealtad.
Mientras tanto, la verdadera experiencia del nene bien comienza desde la hora cero hasta que llega el amanecer. Ahi se juega lo más trascendental del mundo.
El resto, si es REAL, si EXISTE, llega solo.

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