Transitados estos pocos días de 2011, parecen tener un denominador común: la ausencia de todo artificio. Toda construcción mental cae irremediablemente bajo un haz de luz proyectado desde algún lugar del inconsciente, como para aclarar las cosas. Y no respeta nada: fantasías sexuales, ensueños psicodélicos, etc.
Como si ya no se pudiera zafar de cierta mirada zen que trabajé durante estos años.
¿El fin del Romanticismo? ¿El principio del Vacio?
Y no se trata de leer, con eso no alcanza manga de putos, hablo de ponerle el cuerpo a la vida.
Todo es mentira, ya verás...
Casa
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La casa de la infancia
viene con el olor de los jazmines
la sombra de la parra en el patio
y el silencio caliente de las tardes de verano
La casa de l...
Hace 11 horas.
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