Sebastián Ortega había ensayado diversas formas de tiras que tenían cierta familiaridad con películas o series famosas. Ignoro que lo llevó este año a atreverse con Graduados, pero se ve que es su idea más personal. También la que tiene más que ver con mi vida. Los graduados de la tira terminaron el secundario en 1989, yo lo hice en 1990, Ortega seguramente por esas fechas. Como nunca me interesó esta tira, más aún con su planteo inicial de dos grupos antagónicos. Los caretas y los bohemios, por decirlo de algún modo, aunque como debe ser, son grupos que se entrecruzan todo el tiempo y son todos graciosos y humanos, todos queribles. Es que toda la tira está sobrevolada por esa idea de divertirse jugando a interpretarse. Los actores parecen ser en su mayoría de nuestra generación y los que no lo son se acoplan perfectamente. Así, la tira, antes que una gran idea de marketing, antes que un drama, es una fiesta. Y todos la pasan bárbaro, actores y público. Hay una energía especial que se transmite. Sin ser la gran cosa nueva, se permite tener pequeños momentos anarcos y llenar la pantalla de simpatía por los freaks, son momentos, que brillan dentro de caminos trillados, de estructuras conocidas.
Espero cada noche la tira con la hermosa sensación de volver a jugar al patio de casa.
Recurso
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Hace mucho tiempo yo tenía un recurso
para escapar de la tristeza
imaginaba una sábana blanca colgada al sol
yo era esa sábana que recibía
el calor y l...
Hace 3 semanas.
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