jueves, agosto 05, 2010

PESADILLAS EN ISIDORO



Algo extraño y único está pasando en el mundo del arte, algo que podríamos llamar la descentralización. Si antes las vanguardias eran forzosamente porteñas, ahora, con el avance de Internet y los medios de comunicación, cualquiera se entera de la última tendencia nacida ayer en un suburbio de Shangai. A lo que voy, hoy es más vanguardia el rebote que se produce en lugares insospechados que lo que pueden generar las grandes urbes. Así, el que vive en un pueblito y está conectado a la red, vive más pleno y feliz y también puede ser reconocido al instante cuando sube sus obras a la carretera informática. Igual es raro, todavía no termina de quedar claro en donde están los genios de hoy. Pero bien, sin necesidad de hablar de genialidad, podemos decir que Juan Pablo Arce y Francisco Felkar son dos artistas notables, que seguramente no veríamos tan fácilmente en Capital. Privilegios que tenemos y que, es la idea de este humilde cronista, deberíamos aprender a valorar.


Juan Pablo y las pesadillas del futuro:



Juan Pablo Arce, suarense, 27 años, estudiante de la Licenciatura en Artes Visuales, con Orientación en Artes del Fuego (cerámica) en Capital, dice que va lento con la carrera porque se tomó el tiempo de aprovechar bien la cantidad y calidad de los profesores y de absorber todo ese conocimiento que le interesaba tener. Una especie de hedonista del arte, diríamos. “Esta obra es la primera instalación que hago (se refiere a una obra que no solo impliquen imágenes, sino también sonidos y donde la disposición de las distintas piezas también juega un rol fundamental), es un espacio transitable donde hay piezas a las que uno tiene que observar y cada una te propone algo distinto y te da una sensación particular, porque genera desde la nada al todo. Está todo hecho con cerámica. Tiene una onda futurista, como de ciencia ficción, propongo esta instalación como un laboratorio científico, por eso está todo blanco y hay una cortina transparente, como si uno entrara a una especie de laboratorio científico no convencional por supuesto y ahí te encontrás con las obras, la iluminación, que va jugando y generando distintas cosas en el observador y el sonido que acompaña y que ayuda a todo esto” explica el artista. Su muestra se titula Identidad artificial, tuvo el privilegio de ser expuesta en el Centro Cultural Recoleta, al haber ganado un concurso, y reúne distintos huevos con aspectos futuristas de donde van naciendo bebés. Imágenes y sonidos fuertes, movilizantes, que parecen horrorizarse del futuro que ya está llegando.



Francisco y las pesadillas del presente:



Francisco Felkar, bahiense, de 31 años, se reconoce artista de toda la vida pero también egresó de la Escuela de Artes Visuales de Bahía Blanca. Sus dibujos, terribles, impactantes, tienen una fuerte connotación política. Son claros sin ser obvios. “En principio estoy comprometido con el medio ambiente, me interesan mucho los problemas y la militancia por defender a la Tierra. Trato desde mi obra de que el espectador tome cierta conciencia de lo que está pasando. También me interesan los mitos, la visión de los pueblos originarios, Latinoamérica, la historia del país, entonces con toda esa información es como que me gusta producir un tipo de imagen reconocible. La obra se llama: La Tierra del Diablo porque los pueblos originarios que vivían en Bahía llamaban a esta zona así, porque decían que era una zona de vientos huracanados donde no crecía nada, era infértil y entonces decían que habitaba un ser maligno. Lo que termino diciendo es que este tipo de mal todavía persiste, pero en la contaminación. El uso de las máscaras de gas en figuras reconocibles juega con el tema de la contaminación que produce la planta petroquímica, y más allá de que hablo de lo local, me refiero también a lo mundial. Tuve una vez un problema con uno de los dibujos que muestra a la virgen con el niño Jesús y una máscara de gas y se armó mucho revuelo porque alguna gente quiso ser más papista que el Papa y pidió retirar la obra”. Esa obra, junto con los otros dibujos, se puede ver hasta el 21 del corriente, en Isidoro.

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