Anoche, entre tantas emociones confusas, atrapé en el aire varias certezas. Una es que aprendí a amar las calles de Buenos Aires por unos pocos poemas flojitos de Borges, los de "Fervor de Buenos Aires". Lo que hacen las lecturas, inventan mundos imposibles, que sólo están en la mente y el corazón de quien los lee. Otra que aquí, en Coronel Suárez se está mejor que en cualquier lado en este preciso momento del mundo y que si, es una ilusión creer que a uno le van a pasar mejores cosas porque esté en una metrópoli. En todo caso armar tu propio paraíso artificial allí donde estés, tu propio harén. Ja!
Aprendiendo a ser profeta en tu propia tierra, pagando una deuda que no es social, es personal, de entender lo más simple para después pasar a lo complejo. Siempre lo hice al revés.
Dejar de ser el alcornoque no porque te lo exija la sociedad, sino por pura superación personal, por pura compasión universal.
De pronto: se me acomodaron las ideas, las piezas del rompecabezas se arman solas y veremos a donde nos conduce todo esto.
Recurso
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Hace mucho tiempo yo tenía un recurso
para escapar de la tristeza
imaginaba una sábana blanca colgada al sol
yo era esa sábana que recibía
el calor y l...
Hace 3 semanas.
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