SCARFACE

Todos conocemos la Scarface ochentosa, escrita por Oliver Stone, dirigida por Brian de Palma y protagonizada por Al Pacino, que interpreta el ascenso y caída de un exiliado cubano en EEUU metido en la mafia del narcotráfico.
Pero no todos conocen que esa película es una remake, una versión libre y aggiornada de la original Scarface de 1932, dirigida por Howard Hawks, que se basó en un libro que narra la vida de Al Capone.
El Scarface original es un italo-americano que se mete en la mafia del tráfico de alcohol durante la ley seca y asciende meteóricamente. Hasta que cae.
Howard Hawks es un nombre fundamental del cine de Hollywood y del mundo entero y en este film queda clarito porqué.
Desde el primer hasta el último plano, cada escena, está contada con una creatividad que inventa muchos recursos cinematográficos que aun hoy no son tan comunes.
Puesta en escena, montaje, encuadres.
Toda una semiótica de la imagen riquísima que además no se queda en el mero recurso técnico, sino que revela un profundo conocimiento de la naturaleza humana.
Acá se explica el porqué de un pobre tipo violento y despiadado que solo quiere poder y se da cuenta que eso no significa nada cuando ya es demasiado tarde.
Todo está narrado con una intensidad que mezcla drama, comedia y acción,romance, amistad, traición, incesto con un tonito ligero, lejos de los estereotipos de espectacularidad del cine de hoy, que le dan una naturalidad sorprendente a la película.Como si fuera la vida misma.
Francois Truffaut escribió sobre este film: "Probablemente el plano más bello de la historia del cine es el de la muerte de Boris Karloff. Flexiona las piernas para lanzar una bola de bowling, pero no volverá a levantarse, pues una ráfaga de metralleta termina de arrastrarlo hacia el suelo (...) Literatura no es. Tal vez danza, tal vez poesía. Cine, seguro".
La película se está dando hoy en la Sala Lugones del Teatro San Martín y repite el miércoles a las 19.
No se pierdan esta obra maestra descomunal.