Cerati en vivo en Monterrey, el primer recital de su última gira, la de Fuerza Natural, se exhibió ayer por única vez en algunos cines de diferentes países de América, antes de convertirse en disco y dvd.
Decir que estuvo dividido en dos partes bien diferentes entre sí.
La primera, adonde presenta todas las canciones de Fuerza Natural (menos una).
Allí se ve al mejor Cerati de todos los tiempos: brillante, eufórico, elevado espiritualmente y químicamente también (esos excesos de vida, ese hombre alado que está llegando al sol para luego caer, que vive su sexo, drogas y rocanrol con una modelo de 19 años).
También la banda que lo acompaña brilla exultante, con ese trío imposible de guitarras que hacen Gustavo, Richard y Gonzálo Córdoba.
Sale a escena enmascarado y nada es casual: va a decir las más grandes verdades, va a cantar sus mejores canciones de la vida, se va a despedir del Planeta Tierra.
Esa poesía esotérica que enmarca su ultima y más grande obra maestra, esas músicas con paletas de colores setentosas pero también eternas.
Recuerdo que me sorprendí cuando Richard Coleman dijo que este disco es tan grande como El lado oscuro de la luna, de Pink Floyd, pero tiene razón Richard.
Como siempre.
Luego viene la segunda parte adonde tocan una catarata de hits de sus otros discos solistas, uno de Soda y cierra con Numeral, el último tema de su ultimo disco, ese que dice: 13 paré de contar.
Buen viaje Gus.
Y gracias por la magia.
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