lunes, octubre 14, 2019

LA EPIFANÍA DE DOLINA




He leído toda la obra de Alejandro Dolina, no todo me gusta igual.
Algunas cosas incluso no me gustan.
Pero "Instrucciones para buscar buscar aventuras", un texto incluído en "El libro del fantasma", es de mis textos favoritos de la vida.
Uno de los que más me ha marcado e influye mucho en la novelita que estoy escribiendo hace décadas.
La fama a veces inexplicable para los académicos de este peroncho de barrio, sus intervenciones mediáticas, sobre todo en radio (para todos lo que amamos hacer radio es un maestro fundamental) y su insólita mezcla de literatura clásica y vago de barrio, despierta resquemores y suspicacias.
No se entiende.
El erudito no entiende la magia justamente porque es erudito.
Pero Dolina es sabio: he ahí el secreto de su éxito.
No cita al pedo, capta la esencia y entonces puede encajar graciosamente un mito griego con la realidad argentina.
Pero estaba con ese texto: un formato que desafía las convenciones.
Es un cuento, pero también es un ensayo.
Es un chiste pero también es una epifanía.
Los chistes que me remiten a mi infancia y adolescencia: tocar timbre, seguir a una rubia, cavar un pozo. Pero todo magistralmente hilado con un sentido fundamental.
Buscar la aventura.
Que la vida sea una aventura, que tenga un sentido épico.
Y luego escribirlo.
Y vivir y escribir para levantarse minas.
Dolina, escribiendo sencillito y con humor, ha logrado algunas de las mejores páginas de la literatura argentina.
Como ese otro outsider, personaje, buscavidas conocido como Fogwill, Dolina es un autodidacta que capta la belleza y el sentido de la existencia sintetizando lo mejor de la vida y obra de Borges y Bioy Casares.

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