miércoles, octubre 09, 2019

DEVOCIÓN





Los filósofos, los eruditos, los intelectuales se preguntan si Dios existe o no, dudan de todo.
Eso solo son trucos de la mente, como una partida de ajedrez.
Lo interesante de la historia de la filosofía termina con Sócrates.
Sócrates y los presocráticos, ellos si estaban sintonizados con los sabios de Oriente.
Todo lo que vino después es pura paja mental.
Dios o como quieras llamarlo, está delante de tus ojos: es la naturaleza, es el cosmos, es el sol que aparece cada mañana.
¿Como que si creo en Dios? Conozco a Dios.
Todas las respuestas estuvieron siempre delante de nuestros ojos.
Es simple, sencillo.
Pero eso no quiere decir que sea fácil.
Porque no es con la mente la salida, es con la no mente, con el corazón, con la intuición.
Ser conciencia, simplemente observar.
Ser esa gota de agua que quiere volver al mar.
Pero a la mente eso no le alcanza, dice: no puede ser tan simple.
La mente, el ego, necesita desafíos, necesita complejidades.
No hay nada que aprender.
Es más bien desaprender.
Bajar un par de cambios.
Pero claro, no es fácil.
Demasiado simple.
Tendríamos que bailar cada día y agradecer de rodillas por esta vida.
Sentir y demostrar devoción por la existencia.
Que es absurda, que no tiene sentido, pero es un regalo.
He ahí el misterio más grande,

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