jueves, octubre 10, 2019

DEMENCIAL





Hay una confusión interesante cuando se habla de la mente en oposición al corazón.
Según Osho, la cosa no es tan así. Es más complejo.
Cuando se habla de mente o ego no solo se habla del cerebro, sino también de los sentimientos y los estados de ánimo.
Así, la persona que es muy luminosa y eufórica, también será muy oscura y depresiva.
Porque es la dualidad de la mente, una cosa lleva a la otra.
Por eso la meditación: para salir de la dualidad de la mente.
Así, un genio iluminado como Richard Coleman, también es un sobreviviente de sus oscuridades, excesos y contradicciones.
Un hombre alado que prefiere la noche, como su amigo el inolvidable Gustavo.
Eternos vampiros musicales.
¿Que decir de Coleman que no haya dicho ya?
Que es el eslabón perdido entre Spinetta y Cerati, entre Jim Morrison y David Bowie.
El argentino de raíces británicas.
El cheto refinado y ambiguo.
Que es un clásico secreto del rock mundial.
Que hace covers que superan a las versiones originales.
Que hace un rato tocó 20 canciones inolvidables y me quedé con ganas de escuchar otras de sus 20 canciones inolvidables.
Presenciamos un concierto extraordinario con un sonido envidiable en el bello Teatro Roma de Avellaneda por la módica suma de 120 pesos gracias a la gestión del compañero intendente, mientras que hace un par de meses había pagado 600 pesos en Niceto por estar hacinado y con un sonido de mierda.
Gracias Dios por la luz y por el dark, por Cerati y Coleman, por la poesía de William Blake y la literatura de ciencia ficción.
Por la voz y la viola del niño Richard.
Chupate esa pija, Nick Cave.

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