Hace rato que este gobierno,desesperado porque no tiene ni una puta buena noticia para dar, ha echado mano a los argumentos más reaccionarios, rastreros, miserables.
Uno de los más repetidos y que apareció en el debate del domingo, es que ellos combaten al narcotráfico y que el gobierno anterior no lo hacía.
Recuerdo que Aníbal Fernández se tuvo que comer doscientos baldazos de mierda de parte de los operadores políticos y periodísticos del macrismo.
Y todo porqué el tuvo los huevos y la audacia política de mandar un proyecto al Congreso para legalizar la droga.
A ver, el tema es mucho más simple de lo que parece: la supuesta guerra contra las drogas es una farsa, una puesta en escena.
Que no la inventó el macrismo, la inventó EEUU, pero ellos se jactan de eso como si fuera un mérito.
No solo está mal éticamente prohibir la droga, sino que es prácticamente imposible.
Hay cada vez hay más droga en Buenos Aires, en Coronel Suárez y en Nueva York.
Porque la droga mueve mucha guita y siendo clandestina, más aún.
Por eso la única solución real y correcta es legalizarla, empezando por la marihuana.
Como hizo Uruguay y muchos otros estados del mundo.
Aníbal tuvo la genialidad y la valentía de tratar de legalizar toda la droga y entonces no se la perdonaron: dijeron que el era narco.
Que boludez, que injusticia, que argumento falaz y perverso.
Si se legaliza la droga el monopolio va a ser del estado y el narcotráfico desaparece.
Pero los gobiernos ultraderechistas y perversos como el de Macri, el de Trump y el de Bolsonaro tratan de asustar a la gente diciéndole exactamente lo contrario de la realidad.
La legalización de las drogas, como la del aborto, es una causa del liberalismo de toda la vida, de los que son liberales de verdad, no neoliberales conservadores.
Que asco me dan, son el mal absoluto.
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