Volver al pueblo cada tanto es como retornar al lugar del crimen, el lugar donde nace el trauma original.
Uno puede renegar de eso, intentar tapar todo.
Pero también uno puede optar por aprender, observar como se repiten las mismas situaciones, ser testigo de la oscuridad y transformarla en luz.
Siempre van a estar los trogloditas ignorantes, pero también la brujita más dulce y hermosa y los loquitos que viven su vida sin que les importe nada.
Y luego volver a la soledad de la gran ciudad, para procesar, para renacer.
Me voy del pueblo con muchas cosas claras.
Porque ya no busco, encuentro.
Acá y ahora.
Casa
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La casa de la infancia
viene con el olor de los jazmines
la sombra de la parra en el patio
y el silencio caliente de las tardes de verano
La casa de l...
Hace 14 horas.
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