Anoche me sentía totalmente abrumado por mi propia estupidez y en esos casos suelo meterme en el cine para olvidarme de mi mismo un rato. Pero no se me ocurrrió mejor idea que ir a ver la premiada "Birdman".
Ya todos sabemos el cuentito: el director es el mexicano de "Amores Perros" y los guionistas son argentinos. Y ganaron el Oscar a mejor película y mejor guión entre otras cosas.
No se si estaba preparado para lo que vino a continuación, pero fue una proyección de mis propios pensamientos y sentimientos.
Toda la mierda humana y los egos deformes de los artistas, las traiciones, la hipocresía a flor de piel.
Pero también, de a ratos, un misterioso vuelo poético como los viajecitos alucinados del protagonista (inmenso Michael Keaton).
También esa pretensión tan argentina de decirlo todo sobre el mundo de los artistas y ese cinismo tan siglo XXI. Y la histeria visual del director que no puede dejar de mover la cámara desde su primera película y pretende que eso es una marca de autor.
En definitiva: ¿que es Birdman, una película de autor sobre Holywood o pura basura engañosa disfrazada de inteligencia?
Todavía no lo tengo muy claro. De a ratos es sublime, de a ratos muy burda.
Lo cierto es que lo increíble se volvió realidad: un grupete de latinos le marca la cancha a Hollywood, se les caga de risa y encima ellos los premian como la mejor película del año. Y sus mejores actores se interpretan y se ríen de si mismos con guión del nieto de Armando Bo.
Raro todo, muy raro, pero también muy real.
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