sábado, diciembre 11, 2010

DEL VINO COMO UNA CULTURA DE LA RESISTENCIA



Ariel Rizzo, 40 años, marplatense radicado en Capital Federal, es amigo de Fernando González, el propietario de “Las Fincas”, de allí surgió la posibilidad de dictar dos cursos que se extendieron por 6 meses a razón de una clase por mes donde se habló de vinos, de cultura y claro, se bebió copiosamente. Al final de su última clase, Ariel se prestó amablemente a una larga charla, donde no quedaron temas sin tocar. Faltó, quedó el compromiso, de volver a juntarnos el año que viene simplemente “para tomar unos vinos”.



Del disfrute como causa social:



“Estuve 6 meses dando estos cursos viernes y sábado en la Biblioteca Sarmiento, venía una vez por mes. Los grupos fueron bárbaros y totalmente diversos, había bancarios, agentes de seguros, médicos, empleados de farmacia, un mozo, profesores, etc. La verdad que es buenísimo poder comunicar a través de la experiencia de ellos porque de alguna manera el contacto fue en las primeras clases de hablar de que es el vino para ellos, que representa. Y la propuesta tiene que ver con Fernando y con lo que el ofrece. Vas a ver en “Las Fincas” todo el esfuerzo que hacen por traer cosas distintas, organizar eventos relacionados con lo cultural, con la gastronomía, tratando de generar de alguna manera, otras expresiones. Lo mío con el vino fue a través de amigos y el amor en que una cosa te puede llevar a la otra, Fer fue uno de los cultores y padres de lo que después uno generó como forma de expresión, como pueden ser los cursos de vino y entender. Y después algunos amigos porteños medio tangueros, que están con la cultura del vino y sobre todo con la filosofía de la tierra, con Mendoza y la cultura de aquellos inmigrantes sobre todo españoles y algunos italianos, que todavía resisten frente a la cultura masiva y hacen su vino independientemente de la gran cultura de producción como pueden ser bodegas grandes, entonces la pasión nace a partir de ese amor a lo pequeño. Amor a lo pequeño en contraposición de lo grande, de la producción industrial”.




El vino y la cultura:



“Yo por mucho tiempo estuve alejado de la cultura del vino, parecía una cultura que tenía que ver quizá con lo viejo, pero a lo largo del tiempo vas aprendiendo otras cosas y te vas inclinando hacia cosas gratas. Después uno tiene esas experiencias, cuando estás en la Universidad te pasa esto, que atravesás lugares, entonces al tener la experiencia de la Universidad tenés la experiencia de muchas cosas. Y más allá de que termines o no la Universidad, te quedás enriquecido con la experiencia misma de estar ahí. Hice mucho tiempo Psicología, también hice Letras, me gusta escribir. Es increíble como uno de una cultura que no es tan afín, cuando se vuelca a otra, marca determinado espíritu y va con el. Yo cuando hablo de vino también estoy hablando de literatura y de psicología, trato de mantener toda la pasión que pueda dar eso. Yo en estos cursos lo que traté de expresar fue no solamente geografía, no solamente el vino en sí, sino también la cultura del trabajo y la cultura diversificada, porque hoy día el vino es muchas cosas.Lo que muestra el documental “Mondovino” es que la cultura del vino no escapa también de la globalización, la globalización tiene cosas muy interesantes como son las redes sociales, y como tiene eso, tiene el contraste, en ese documental se ve el lado oscuro del vino, el lado industrial y aristocrático en el mal sentido. Y como, justamente, algunas pequeñas producciones siguen resistiendo pese a todo. E independientemente de lo social ahí hay un reconocimiento de lo que vos hacés todos los días, ahora la cultura del vino se mete en la cultura general, tenés programas, “Gourmet”, en cable, aire, programas de cocina. Porque la gastronomía es la hija mayor de lo que es la cultura del vino, hace que el vino se exprese de manera diversa gracias a los acompañamientos de platos y demás. Uno trata de ver el mundo desde un parámetro amplio. Porque es verdad que está “Mondovino” pero también está “Entre Copas” y tenés también una cultura que es totalmente distinta y que tiene que ver a veces con el comic y a veces con cierta cultura cómica. Fijate que “Entre Copas” generó un boom en EEUU de la cepa Pinot Noir, esa inolvidable escena donde el protagonista habla con la chica y le dice toda esa defensa del Pinot Noir y en contra del Cabernet. El Cabernet es como el sobreviviente que se puede poner en cualquier lado pero el Pinot Noir es delicado, lo tenés que mantener, no es para cualquier lugar y es un contraste la escena donde el tipo termina tomando un vino extraordinario en un vacito de plástico, en un Mac Donalds, eso también es parte de la comunicación: en cualquier momento y en cualquier lugar vos podés hacer algo espectacular”.


La defensa del más pequeño:



“Estamos hablando de eso, de amor a lo chiquito, la resistencia de lo chiquito a lo grande, pero también ese amor y ese cuidado mínimo, a un mundo de cultura, que de alguna manera es eso también, el vino también es un concepto, acá entendemos que el vino es un elemento, un alimento que podemos tomar, pero también para llegar al concepto de vino necesitamos haber comido bien y necesitamos saber la diferencia entre una cosa y la otra, entre lo malo y lo bueno. El vino es como un metaconocimiento, para llegar al conocimiento necesitás varias escalas y el vino es como un mundo de culturas, no solamente aprendés de vinos sino que también aprendés geografía, EEUU, Europa, en los cursos siempre vemos lo grande y lo pequeño que hay en la Argentina, pero también en Australia, Sudáfrica, Francia, España y todo el globo. Nos sentimos comunicados a través de un lenguaje común: la producción que va desde el cosechero, el productor y el consumidor final. En esa cadena hay un mundo de gente, que sabe un poco más o un poco menos, pero es cultura, y está atravesado por el mundo vino, por eso digo, que para mi es un alimento que es otra cosa. Uno trata de comunicar esto y Fernando y Daniela son personas que tratan de mostrar no solamente lo que pueden mostrar todos, a ver: Nieto Senetiner, Catena, grandes imperios. También existen Trapecio, Gimenez Riili que son pequeñas bodegas con producciones que a veces no se conocen, porque en el mundo de lo masivo, lo de Tinelli es mucho más importante que un documental que es mucho más aburrido, que no tiene un índice de popularidad. La idea es llevar la cultura a un grado de perfección, conocés el vino, pero también conocé esto del vino, que por ahí también es interesante porque cuidan la uva, porque son pequeñas producciones, porque hay un respeto en el precio, en el consumidor. A la cepa no la tiran en un cajón sino que te van a dar lo que es y toda la información que también el mundo te ofrece. Te vamos a dar el cuerpo que todos conocen pero también el espíritu”.

La vida del Sommelier:


“La carrera de sommelier tiene ahora muchas escuelas en Buenos Aires o en Mendoza. Dura dos años y después también existe una carrera de experto en sommelier, que es una carrera internacional, Master Sommelier. Yo hice la carrera en la Escuela Argentina de Sommeliers, también hay 4 escuelas más que tenés. Hay una sola que da el Master Sommelier, que es una especialización, que tiene que ver mas con la producción, la economía relacionada al vino, tenés la posibilidad de viajar por el mundo, es una carrera bastante onerosa. También hay un Master en Vinos que se da a nivel internacional, en Inglaterra, todos los críticos de vino suelen ser ingleses. En Londres hacés una escala de economía en vinos, a la otra semana te vas a Roma a hacer un Master en viñedos en determinados lugares de Chianti en la Toscana Italiana, te vas a Australia a hacer una especialización en temas de allá. Es una cultura más diversificada y más específica relacionada con la economía.Trabajo mucho con las redes sociales como Facebook, porque ahí puedo difundir, expandir información, propuestas, cuando uno de repente tiene muy poco tiempo. No vivo de esto, no tengo una dedicación full time ni me dedico a catas en Buenos Aires porque necesitás tener una laxitud de tiempo, cosa que tu propio trabajo no te lo permite, entonces uno vuelca en la comunicación lo del vino. Para mi, el vino es comunicación y estos cursos son práctica, pero yo lo trabajo como algo más teórico y como notas de expresión, cuando con la Escuela viajamos por el país, la expresión era conocer los viñedos, para mi los cursos son para conocer gente y las páginas en Internet son medios de comunicación para difundir vinos pero también otras cosas, la cultura del vino es expresión. Tanto Fernando como yo manejamos eso. Tengo amigos que me acercaron mucho al mundo del vino y son escritores o fotógrafos, yo respeto al vino a través de esas expresiones. O como mi amigo el Ruso, un profesor de tenis que todos los años recorre pequeñas bodegas por todo el país, acercándose a otras expresiones que no son las tradicionales, como las catas que hay Buenos Aires todo el tiempo. Vamos por lo pequeña, por la cultura de la pequeña producción, a través de la expresión”.

Recomendaciones del experto:


Para finalizar, le pedí a Ariel que me recomendara algunos vinos interesantes como para probar, para concretar todo los conceptos deslizados a lo largo de la entrevista. Nombró varias Bodegas y de paso, como broche de oro, recomendó un libro que viene a ser como la síntesis artística de su búsqueda: “Hoy está todo muy mezclado, por ahí encontrás vinos con el peso de la tradición, por ejemplo un Rutini a 120 pesos y tenés una pequeña producción a 80.Claro, van a llevar la gran producción porque es nombre, pero se pierden a veces de encontrar un producto que tiene una calidad impresionante y que cuida todo el proceso, que va desde la uva hasta el consumidor final y esto hay que considerarlo porque es fundamental. Tenés pequeños vinos como Amaycha que podés probar por 20 pesos pero son vinos de la tierra, salteños que son muy interesantes. También los vinos de Lorca no son muy comprendidos pero son notables. Y si bien yo mezclo todo, no me quería quedar sin recomendarte el libro de Pierre Michon “Vidas Minúsculas” que habla de gente que tuvo vidas no destacadas, no conocidas y el hace una biografía de esa gente como si fueran próceres, de alguna manera trato de trasladar esto a lo que me interesa comunicar del vino”.

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