martes, junio 10, 2008

ABELARDO CASTILLO Y EL MUNDILLO LITERARIO


El domingo una amiga me prestó el libro de cuentos "Las maquinarias de la noche" de Abelardo Castillo. Ya había leído algunos cuentos bastante buenos del hombre, pero este libro me encantó: tiene 3 o 4 realmente magistrales.
Escritos desde un realismo a la norteamericana,también coquetea con lo fantástico y el policial. A veces se parece un poco a Borges (a veces demasiado) pero tiene un estilo propio y contundente. Pienso que no tiene nada que envidiarle a los grandes cuentistas de nuestra historia. Es un clásico. Tiene esa pinta de boxeador viejo, pero sólido, entero. Antes me molestaban esas fotos que se saca con la pipa y el juego de ajedrez,pero forman parte de su personaje: el sabio,hombre mayor que la vivió.Porque se ve que se ha tomado sus whiskys y se ha cogido sus minas, pero lo escribe con pasión y con técnica.
Un par de años atrás alguien me pasó su número y me dijo que lo llamara para hacer un taller literario con el. Descreo de los talleres, nunca hice uno. Pero tenía una vaga idea de hacer una novela y necesitaba asesoramiento.
Hablamos por teléfono una vez y luego tuve una entrevista personal en su casa, fue amable, pero todo el tiempo me tomaba examen a ver si conocía tal o cual libro.
Después de eso no me llamó mas, por lo que me consideré desaprobado.
Pasó el tiempo y participé de un concurso de cuentos de la Fundación Octubre. Saqué una primera mención pero no quedé muy conforme y aparte me avisaron el último dia para que vaya a buscar el diploma. Un tiempo después me llamó Sylvia Iparraguirre, escritora y jurado del concurso, esposa de Abelardo Castillo. Me felicitó por mis cuentos, me dijo que ella pensaba que yo tendría que haber salido más adelante, me invitó a una charla y me dijo que tenía un lugar en el taller de su esposo para el año siguiente. Pasó el tiempo y cuando llamé para confirmar me atendió mal y me dijo que iban a avisar. No me llamaron más.
Puedo contar varias historias que me sucedieron con escritores/as y son todas iguales: insólitas, demenciales.
Ya me resigné a no buscar acercarme a ningún escritor/a más,no hacer talleres literarios y escribir sólo cuentos. La novela no me sale ni me interesa.
La literatura no tiene nada que ver con los franeleos de poder o las sectas de elegidos.
Es algo que se practica en soledad y sin esperar nada a cambio.

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