jueves, septiembre 20, 2018

ANARQUISTAS





La insólita alianza creativa entre la actriz y música Vera Spinetta (la hija de Dios) y la socióloga y cineasta Agustina Macri (la hija del Diablo) es misteriosa e irresistible.
Si a eso le sumamos que la película "Soledad" está basada en un libro del ex montonero, licenciado en Historia de La Sorbona, gran cronista, hoy colaborador estrella del New York Times y El País de Madrid, Martín Caparrós, narrando la vida de Soledad Rosas, una chica argentina de familia bien descendiente de Juan Manuel de Rosas, tenemos, a priori, la mejor película de todos los tiempos.
Pero las cosas no son tan simples, sobre todo cuando se habla de un término tan complejo como la anarquía.
Siguiendo a Borges, yo también me considero anarquista, en el sentido que no reconozco ninguna autoridad legítima: los países, los estados, el capitalismo, me parecen una gran mentira.
Pero la libertad es libre y cada cual la toma como quiere.
En ese sentido, esta alianza entre chicos bien italianos y argentinos, para hacerle la guerra al estado, no me parece muy interesante. Todos hablan de guerra en esta película y eso habla también de guerras internas no resueltas.
En ese sentido, ni Soledad, ni sus amigos me parecen héroes, más bien son desclasados, desangelados que bardean y si: son acusados injustamente porque la policía es mala y el estado es represor y el mundo es así.
Pero eso, nada del otro mundo.
Técnicamente la película es irreprochable y su estética videoclipera le cae bien porque es bastante simple la historia que se cuenta, demasiado simple diría. Como una especie de fábula de Cris Morena progre.
Y el film se hace demasiado largo, por momentos pierde interés y si no naufraga, si sale a flote dignamente, es por el amor y la pasión increíble que le imprimen la directora y su protagonista.

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