jueves, noviembre 10, 2011

¿QUIEN SOY?


El budismo habla claramente de la falta de numen, de esencia, de alma, que tenemos los seres humanos. Afirma que somos seres en constante cambio y que no hay algo imperecedero que sobrevive a toda la eternidad. Confirma tantos miedos egocéntricos pero, de paso, construye la hermosa imagen de una danza cósmica donde nadie es nada en particular, todos son una mínima parte del todo.
Pensaba que quienes mejor experimentan esta certeza hermosa, pero también abrumadora, son los artistas. Y aún dentro de los artistas, pienso que hay escalafones.
El más bajo sin duda es de los escritores, huraños, egocéntricos, ermitaños, que construyen su obra en soledad y muy pocas veces la comparten abiertamente. Luego situaría a los músicos, que tienen el don de ser más sociables y admirados, con la guitarrita siempre se ganan a la chica linda, no se conforman con la obra, el disco, también tienen la performance que es el momento más excitante de la música. Eso los lleva sin duda a creerse dioses en algún punto, Cerati hablaba obsesivamente en sus canciones y reportajes del mito de Icaro, como si estuviera anticipando su propio destino.
Pero sin duda quienes mejor reflejan estos postulados son los actores, seres que trabajan en la impermanencia, son como chicos que juegan constantemente a ser otras personas, lo cual sin duda puede ser riesgoso para la propia persona, si no tiene un equilibrio existencial por debajo de tantas ilusiones. Ni que hablar de los directores de cine o teatro, que ya es como el colmo de la megalomanía.
Pero en definitiva, son los artistas los que viven una existencia real o más cercana a lo real que las personas comunes, solo que no cualquiera está preparado para sobrevivir a la verdad, más si se vive en los excesos de drogas tanto legales como ilegales, que multiplican nuestros lados luminosos pero también los oscuros.

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