miércoles, septiembre 07, 2011

MELERO, EL TECLADITO CASIO Y EL SONIDO DEL FUTURO

La misma noche que decidí desprenderme del tecladito Casio que me había comprado en los ochenta tratando de emular a Daniel Melero, éste apareció como por arte de magia en Le Bar, aunque no fue casualidad, porque esa misma noche, o sea anoche, tocó una banda que sonó como los dioses, con el sonido del futuro. Y claro, Melero era el productor. Como toda su carrera al frente de cualquier cosa interesante que pase en la música y alrededores, en ese elusivo concepto mutante que es el rock. Y estuve tentado varias veces de comentarle la anécdota, pero no daba, no sabía si entendería que yo había decidido dejar partir esa utopía de ser un rocker como el y convertirme en un escritor.
Como sea, llegué a Le Bar anoche temprano y ardía de teen angels, dispuestos a escuchar la gran cosa nueva. Que se llama Antu o Mantu Maniac, o no se que carajo, pero es un simpático chaval con aspiraciones espaciales y psicodélicas que se acompaña de una hermosa banda. Y sonó como hacía rato no sonaba nada.
Y luego apareció Melero, descolgado como siempre en su genialidad y se sentó con los nuevos rockers a compartir anécdotas y a beber y fumar como uno más. Le Bar ardía de pendex pero muy pocos, a excepción de la banda y yo, sabíamos quién es y lo que significa Daniel Melero.
El más lúcido y genial pensador de la cultura rock, el vanguardista pop, el primero que fue tecno y que fue rocker cuando todos eran tecno y que siempre nos marcó el camino en su impostura.
Y una vez más, entonces, Melero abriéndole la puerta para ir a jugar al nuevo geniecillo del rock.
Y yo fui testigo, cronista de la experiencia rock, una vez más.
Aleluya Hermanos.

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