lunes, mayo 25, 2009

CON LA MUERTE EN LOS TALONES

Tommy tenía casi 17, era fachero, ganador con las minitas y muy querido por sus amigos. Era pariente lejano mio.
Anoche un borracho se lo llevó puesto con su camioneta cuando volvía a su casa allá en Bahia Blanca.
Imposible dimensionar el absurdo, el sufrimiento de sus padres.
Hoy lo vi en ese cajón todo magullado y pensé: cualquiera puede ser el próximo.
Y hay una lógica secreta que no podemos entender. Y hay una certeza budista: todos tenemos la fecha de vencimiento ya puesta en el envase cuando nacemos.
Es algo que está mas allá de nuestra comprensión.
Algo que se llama karma.
Lo que si me gustaría para cuando muera es tener la cantidad de pendejas preciosas llorándome como lo lloran a él y también de amigos, parientes, vecinos.

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