martes, septiembre 02, 2008

BUDISTA A MEDIAS


Si bien desde hace mucho tiempo adhiero a las enseñanzas del Budismo, especialmente del Budismo Zen; como todos, tengo mis dudas.
Me parece que en último caso, no puede haber nada malo en semejante construcción intelectual y sensorial. Que aunque fuera mentira, sería una mentira perfecta.
Pero se sabe que el fin último del budismo es alcanzar la Iluminación, abandonar este estado de conciencia e ir ¿adonde? Quiero decir: este es un mundo imperfecto y de mucho sufrimiento. ¿Pero cual sería la perfección? La misma idea no cabe en nuestra mente. Hoy Gustavo estuvo muy ocurrente cuando habló del Nirvana: dijo que de eso habló Buda, que el no lo puede contar porque no lo conoce.
Y aparece el pensamiento de que esta vida no es tan mala, de que no estoy tan incómodo, como para irme del Samsara. Y así, no medito lo suficiente, no me esfuerzo lo necesario y tampoco me importa demasiado. Es probable que no haya sufrido bastante, he tenido siempre una vida muy cómoda.
Pero lo que tengo desde chico ( perdón por lo que voy a decir) son esos momentos que el Cristianismo llama epifanías y el Budismo Zen satoris (no se sin son lo mismo). Pequeños e intensos momentos en donde se alcanza a vislumbrar que todo tiene sentido y uno tiene una experiencia intensa, refulgente. Pero no dura. Y no hablo de drogas, claro.
Entrenar con la meditación para entrar en esa puerta de conocimiento y sostenerlo por siempre es el camino del Budismo.
Pero, claro: ¿hacia donde? ¿porque?

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