viernes, septiembre 01, 2006

LA CULTURA DE LA LLUVIA

Hoy está lloviendo en Coronel Suárez después de mucho tiempo. Los paisanos estaban desesperados. Es que si no hay agua en la pampa húmeda se pudre todo.
Es algo arquetípico de este país, estamos en el siglo XXI y la economía depende de un hecho azaroso como es la lluvia. En un par de siglos a nadie se le ocurrió pensar en una solución alternativa. Como la tierra es generosa, se planta cualquier cosa y solo hay que esperar sentado a que crezca y luego cosecharlo.
Mi abuelo es un tipo con el que no tengo mucho feeling, pero el estudió con los jesuitas, quienes le inculcaron los ideales que movían a la generación del 80 y porque no, también a Perón. Convertir a este país en industrial, en productor y exportador, no sólo en proveedor de materias primas como lo usaron siempre los países desarrollados.
Mi abuelo y otros pusieron una aceitera a la que le iba muy bien, entonces decidieron ampliar el rubro con jugos. Sacaron créditos en dólares. Los agarró la tablita de Martinez de Hoz y los partió al medio.
Pero no, nunca se compró campo.

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