Anoche intercambié varios mensajes de audio interesantes con un amigo de toda la vida que tiene una problemática similar a la mía.
Digo, el peso de dos madres fuertes y el terror nunca reconocido hacia las mujeres, todas; las chicas y las no tan chicas.
Es curioso: yo veo sus negaciones claramente y el también ve las mías, pero ninguno de los dos terminamos de asumir la propia del todo.
Parece un chiste en estos tiempos donde salen a la luz los maltratos, abusos y asesinatos que sufren las mujeres en todo el mundo, hablar de que los hombres les tememos a ellas, pero me parece que ahí existe una gran verdad de la que se habla poco.
El miedo de siempre a esas "brujas" todopoderosas, la necesidad de seducirlas y amarlas, el pánico a ser lastimados por ellas.
La escuelita machirula que nos enseña desde chicos como "levantarlas".
El misterio y el miedo a no saber como hacerlo.
Somos carne de diván con mi amigo pero me parece que con eso solo no alcanza.
Como siempre, el ser es lo más profundo: si no podés estar bien en tu eje, no podés conectar bien con nadie, de ningún sexo y de ninguna clase de relación.
Y lo más importante: aceptar la libertad propia y de ellas para elegir siempre.
Todo cambia y todo puede cambiar en cualquier minuto.
Hay que vivir en paz con esa inseguridad de los sentimientos y aceptar lo que venga.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario