En 1991 partí a estudiar en la Universidad, una vez terminado el secundario el año anterior.
Caí primero en la mítica pensión de Sarandí 41 de donde salieron tantos personajes inolvidables por las buenas y por las malas.
El 24 de mayo fui a ver uno de los 14 Gran Rex que hizo Soda. A las 00.00 hs. Cerati gritó: ¡Viva la patria! y pasaron el Himno. Luego siguió el recital.
Pasaba las madrugadas en la Biblioteca del Congreso leyendo la obra completa de Adolfo Bioy Casares, mientras de día iba a la UCA a estudiar Publicidad, lo cual siempre fue una excusa para estar en Buenos Aires.
Igual, pensaba que la Publicidad era easy money, que me iba a enriquecer fácilmente y luego dedicarme a los placeres de la vida. Claro, luego se complicó. 30 años después sigo con el pescado sin vender, pero no me arrepiento de lo vivido. Fue emocionante.
Todavía no había nacido MiraventZen pero ya había una inquietud, postergada siempre por las boludeces del momento.
El Pablito de ese entonces hizo todo lo mejor que pudo y me trajo a este presente, 30 después.
Me reconcilié con el y lo perdoné por las boludeces.
Finalmente desperté y vivo una vida real.
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