A los 88 años, Clint Eastwood dirige y actúa (una vez más) una obra maestra.
Esta vez el guión lo escribe otro, basado en un caso real, que salió en los medios yanquis.
Un tipo de 90 años fue apresado por la DEA, ya que era una peligrosa mula, llevaba tremendas cantidades de droga de un lugar a otro en su camioneta.
Así nace "La mula" otro vehículo fascinante de lucimiento para el jefe, que comenzó hace muchas décadas como mediocre intérprete de mediocres películas como "Harry el sucio".
Pero la vida tiene esas cosas: como director, Clint es uno de los más grandes, de ahora y de siempre.
Reconocido republicano, la derecha norteamericana, alguien decía brillantemente hace un par de años en Twitter que Eastwood es genial justamente porque es facho, si fuera progre sería Pino Solanas.
Y ese germen políticamente incorrecto del facho yanqui, le permite tomarse libertades que las buenas conciencias progres no se suelen tomar.
Y reírse de todo y de todos. Y emocionar de verdad.
De eso se trata en verdad ser libertario y también ser liberal, términos que aquí y ahora reinvindica cualquier pelotudo para decir cualquier cosa.
Complejidades, sutilezas y paradojas del pensamiento de ese amado y odiado país que se llama Estados Unidos de América.
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