domingo, enero 13, 2019

RECORDANDO A CHABAN







A raíz de que leo una nota de la Rolling Stone, que celebra los 30 años de La Renga, banda que me importa poco y nada, recordé una anécdota de 1992.
En esa época yo escuchaba siempre el programa de Bobby Flores en la Rock and Pop, la mítica Rock and Pop, cuando todavía estaban todos.
En el programa de Bobby tenía una columna Emir Omar Chabán, una columna que yo esperaba y disfrutaba mucho, porque nunca sabía con que iba a salir.
Una vez, hablando de Cemento y de todas las bandas geniales que pasaron por su boliche, Bobby le pregunta a Chabán si se daba cuenta cuando una banda iba a tener éxito. Chabán le dice que sí, que las bandas que triunfan se caracterizan porque siempre los sigue una minoría de loquitos muy fanáticos, que agitan mucho. Bobby le pregunta que banda veía en ese momento con esas características. Y Chabán responde: La Renga.
Obviamente que pasé por Cemento varias veces y lo veía a Chabán sirviendo vino de damajuana. También recuerdo una adaptación libre que hizo de Shakespeare, donde el actuaba y dirigía, se arrastraba y gritaba. Fue en otro de sus boliches míticos: Die Schule.
Y recuerdo también una vez que lo abordé mientras el bailaba con un amigo en The Age of Communication. Una conversación ebria y eufórica.
Nunca fui a Cromagnon, un boliche de cumbia, en Once, convertido en templo del rock chabón.
¿Que podía salir mal?
Pero no fue un asesino despiadado, fue un artista con todas las letras, que siempre jugó al límite.
Que siempre apostó a todo o nada.
Y en la última perdió.
Murió tristemente, devorado por un cáncer y por la culpa.
Otra estrella de rock con final trágico.

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