lunes, enero 19, 2015

RADIOGRAFIA DE LA ARGENTINA ASESINA



Anoche no paré hasta terminar el libro "El puñal" de Jorge Fernández Díaz, un magistral policial negro, situado en la Argentina de la narcopolítica y la corrupción donde un antihéroe ex combatiente de Malvinas y actual todo servicio de inteligencia, al que se conoce como Remil, recorre el cielo y el infierno argentino y luego europeo.
Quedé conmocionado por el libro, sin poder conciliar el sueño y como a las 3 me levanté y me conecté a la red. Y ahí me encontré con "el suicidio" de Nisman: la realidad supera a la ficción.
Pero volvamos a Jorge Fernández Díaz. Periodista y escritor de pluma refinada y sibarita, que tampoco le esquiva a los policiales y las historias de sexo y amor.
Existen en este momento muchos escritores abordando estos caminos, de  ficcionalizar la realidad argentina. He leído con placer a Sergio Olguin, a Guillermo Sacommano y hasta a Florencia Etcheves.
Pero lo de Fernández Díaz supera todo. No solo por su prosa ágil y juguetona, sino por la cantidad privilegiada de información que maneja sobre distintos mundos: del más refinado a la villa miseria. Y la droga como eje que mueve al mundo.
No hay que ser muy avispado para darse cuenta que nadie puede inventar tantos personajes y hechos delictivos, que muchos hechos son reales, aunque sutilmente camuflados.



Es todo un triunfo de Fernández Díaz que me haya atrapado su libro por más de 400 páginas. Para mi la genialidad suele venir en el envase chico de la nouvelle, es difícil mantener la calidad, la intensidad y la atención del lector a lo largo de tantas páginas. Pero lo logra.
Y le perdono si querés ciertos divagues del verosímil, como que un marginal como Remil sepa tanto sobre arte, moda y política. Ahí la voz del personaje se cruza con la del escritor y confunde un poco, pero es tal el frenesí de lo que está contando, que importan poco esos detalles.


En algún momento uno también duda de las cosas terribles y asombrosas que pasan todo el tiempo en la novela, de la impunidad con la que se mueven los tipos de inteligencia y los políticos. Me decía: es el vuelo, el delirio del escritor.
Pero volvemos a la muerte de Nisman y no, se quedó corto Fernández Díaz, ni siquiera en su tremenda novela pasa algo tan atroz.

No hay comentarios.: