Estoy afuera de la casa de Celeste Cid. Hay otros fans, esperando.
Ella no aparece.
De repente, recuerdo que tengo la llave. Pienso que me va a sacar cagando si entro, pero me digo: que más da.
Abro la puerta. En el living (que en realidad, ahora caigo, es la casa de alguien de Suárez) está sentada ella con su hijo y Emmanuel Hourvilleur.
Les pido perdón y les explico que no me quedó otra. Asienten simpáticamente y me invitan a quedarme.
Hay otras situaciones y personajes secundarios, otros hechos que se me borronean.
Me despierto.
Versos tachados
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No todos los versos tachados
hablaban de vos
algunos buscaban sentido
creyendo saber lo que ha sido
morder el dolor
como si beber un vaso de arena
pu...
Hace 4 semanas.
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