miércoles, julio 13, 2011

LA ARISTOCRACIA DE LA DESGRACIA

Celeste juega juegos de mente, hace cargadas por teléfono, nunca da la cara.
Deborah canta poseída por los dioses y está a punto de reencarnar.
Inés tiene las cosas tan claras, que no necesita hacer más nada.
Alfonsina sueña la moda que te va a hacer soñar.

Hube de recorrer un largo camino para llegar hasta aquí, rodeado de amigas luminosas que me protegen de la ignorancia y la mediocridad.
Todos nosotros entendimos que perderse es la condición básica para encontrarse, que siempre hay revancha y que hay que morder el polvo para entender, para ser raros sabios.

Somos la aristocracia de la desgracia, nunca nos entenderás si nunca te pasó nada en la vida, si no conociste el oro y el barro. Claro, nadie te garantiza que no termines como Facundo, pero esos son gajes del oficio. Porque todos los problemas de este mundo en definitiva son emocionales y debemos aprender de la compasión y debemos desapegarnos de todo, hasta del amor.

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