SER UN DON NADIE

 

Hace ya muchos años, cuando recién arrancaba con el blog, un tal Goma Gómez me comenzó a mandar obsesivamente mails, todas las semanas, contando historias sobre Gombrowicz. Recuerdo que lo traté mal y le pedí que me dejara de molestar y no hizo caso. Nunca fui muy fan del escritor polaco, es verdad que no lo leí lo suficiente pero con el tiempo vi esa película loca y comprendí el amor y la devoción de su barra de fans (entre los que se encontraba el Goma).

Lo cierto es que una vez el Goma mandó una especie de diccionario de la literatura argentina, gastando a todo el mundo y a mi me tocó el incómodo mote de: Pablo Miravent, bloguero, don nadie.

Reconocimiento irónico pero reconocimiento al fin, ese es el pantanoso terreno del ego.

Pero de lo que quería hablar es de otra cosa.

Sigo releyendo el libro de Osho sobre Chuang Tzu y allí el indio insiste (una vez más): hay que ser un don nadie.

El ego pide reconocimiento mediático, intelectual, espiritual o lo que sea pero reconocimiento.

Por eso la solución para salir del ego es ser simple, común, intrascendente, el ultimo (los últimos serán los primeros dijo alguien por ahí).

También recomienda Osho alejarse de cualquier tipo de respetabilidad, eso también es ego.

Ser borrachín, haragán, esquivar los desafíos de la vida.

En suma: ser un don nadie.

Todos buscan ser los primeros en algo, lo extraordinario y yo también, fuimos infectados por esta sociedad enferma (para colmo de pueblo) y eso pesa mucho.

Hay que dejar de nadar contra la corriente y dejarse llevar por el rio de la vida hasta el mar.

Ser natural, fluir, flotar.

Hoy es Navidad y mi epifanía es que el Goma era un loco bueno y que tenía razón.

Ojalá.