lunes, noviembre 26, 2018

SOBRE ROJO Y LA GRIETA






Se armó un mini debate entre la crítica cinematográfica kirchnerista y la macrista.
La kirchnerista dice que la película Rojo de Benjamín Naishtat es una obra maestra. La macrista objetó el excesivo nihilismo, la perfidia extrema de sus personajes.
Es que el film, ubicado en 1975, un poco antes del golpe, opera poderosamente sobre este 2018, en esa señalar la complicidad perversa de los que se hacen los boludos cuando algo terrible está ocurriendo.
Es verdad que hay alguna escena de mas, totalmente inverosímil (la de los pibes que se llevan al músico, puntualmente) pero el resto me pareció de una contundencia colosal, extraordinaria, superior.
Todo: el guión, el arte, el casting, el montaje, la puesta en escena, los diálogos, las actuaciones.
Los códigos del policial negro aplicados a un pueblo de provincia siniestro, con un humor absurdo, como una pesadilla, una alucinación.
Es imposible no simpatizar con Benjamín Naishtat y su visión de la Argentina, producto de su mente brillante y de una sensibilidad exquisita.
Más cuando uno viene de un pueblo y una familia en donde lo perverso y siniestro está totalmente normalizado, festejado incluso.

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