jueves, febrero 12, 2015

EL INFIERNO ESTA ENCANTADOR




Mi ciudad natal, la ciudad donde viví gran parte de mi vida, se llama Coronel Suárez, queda al sudoeste de la Provincia de Buenos Aires y es hermosa. Pocas veces vi lugares tan bellos y limpitos.
Pueblo grande, infierno chico, con sus chismes, con sus leyendas urbanas.
Hay quienes dicen que hay demasiados casos de cáncer en la ciudad. Que nos están envenenando. Casi nadie toma el agua de la canilla, aunque oficialmente es apta para consumo.
Hay muchos suicidios por año, pero los medios no lo reflejan, porque existe una prohibición judicial al respecto, se supone que si se informa de suicidios eso genera más suicidios en cadena.
La fábrica Smurfit vuelca sus residuos en el mismo arroyo que nos bañamos, pero no hay quejas al respecto.
Lo que si se comenta mucho es sobre los pesticidas que se utilizan en esta zona, eminentemente agrícolo-ganadera. Hay quienes dicen que esos venenos dañan a los seres humanos tanto como a las plagas. Hay quienes dicen que no. Hay quienes dicen que la ciudad está llena de depósitos ilegales de estos venenos.
Otros también dicen que los esparcen por todos lados, no solo en el campo: también en los terrenos del ferrocarril, en la senda de la salud, etc.
Hace un tiempo el Director de Medio Ambiente de la ciudad presentó un alarmante informe sobre como se fumiga sobre las Escuelas Rurales. Fue despedido de su cargo. Dijeron que su informe era puro humo.
Alguien está mintiendo. Las dos posturas no pueden ser verdaderas.
No emito opinión porque no conozco el tema a fondo.
Simplemente reflejo lo que pasa.

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