lunes, febrero 06, 2012

LITTLE WONDER

Hace unas semanas posteé un texto genial de Osho, donde explica la diferencia entre la iluminación y el satori. Osho siempre me había parecido un ladri hasta ahí, el decía ser un iluminado pero me parecía raro que fuera rico y fiestero. Después de leer ese texto, llegué a la conclusión de que efectivamente fue un iluminado.Primero, porque no se puede describir tan lúcidamente la iluminación sin conocerla, segundo porque yo tuve el satori de chico y la reflexión que hace terminó de aclarar mis dudas al respecto.
Efectivamente, haber tenido el satori de chico, más que una bendición fue un problema para mi, tal cual como lo aclara Osho. Intenté infructuosamente a partir de la adolescencia recuperar ese sabor, esa energía, con resultados cuando menos dispares. Ni el sexo, ni el alcohol ni la droga alcanzan esa energía, aunque el sexo, como bien lo sabía el viejo zorro, tiene algunos secretos para revelarnos.
Me convertí en un pobre adicto al satori y también a la música, que es lo más parecido que conozco.
¿La iluminación? Puede esperar, claro, y se obtiene por la actitud equilibrada de sentarse a meditar.

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