miércoles, noviembre 24, 2010

UN POCO LOCOS

Mucha gente se mata en Suárez, hace ya mucho tiempo. La última suicida superó todo lo visto: mató a sus dos nenes a disparos y cuchilladas y luego se ahorcó. Era su cumpleaños 37 y el marido llegó tarde. Decían que era depresiva pero no se trataba, que recurría a curanderos. Familia de campo, buena posición económica. La locura se afirma en una comunidad floreciente, con plena ocupación y crecimiento constante.Los hijos de los profesionales y docentes de clase media alta frikean, se tildan. Los padres no saben que hacer. La Dra. Amalia, Directora del Hospital, está preocupada y busca respuestas sin encontrarlas, sé que ella también tiene problemas en su casa. Se ve reflejado en su rostro de angustia de una madre. - Faltan siquiatras- dice. Es verdad, en una ciudad de 30.000 habitantes hay sólo dos siquiatras. Es sugestivo, todos los médicos se llenan de oro en todas las especialidades, pero los siquiatras ni aparecen por acá.
Pero no matemos al mensajero por favor, no lo empastillemos simplemente.Lo digo yo, con cierto orgullo de loco que fue y volvió y ahora dirige un diario o algo así. Le tengo cierta idea a los siquiatras y tengo mis privadas razones. Veo a los pibes que están como estaba yo hace 10 años y es casi como una etapa más del crecimiento en esta sociedad. Los veo atados a sus padres, totalmente dependientes: ¿miedo a crecer, pase de facturas por una infancia infeliz? Esta bien la medicación cuando hay que apagar un incendio, cuando alguien se brota, pero después también hay que ponerse a laburar. A analizar: ¿porqué hago estas pelotudeces? ¿qué me está pasando? En todo caso el trabajo debe ser mancomunado entre equipos de siquiatras y psicologos. Pero todos tienen miedo de hablar, las familias y los chicos. Es como una plaga biblica, todos le tienen terror a esa palabra: esquizofrenia. Palabra que los siquiatras pronuncian con demasiada liviandad y frecuencia para mi gusto. Es como dejarte fuera de juego: cagaste hermano. Perdiste.
Recordemos que Freud y Lacan también fueron siquiatras, pero luego evolucionaron hacia algo llamado psicoanálisis. Que implica nó solo un laburo, sino también un compromiso emocional del paciente, un compromiso para curarse y crecer. Hay muchos que se abandonan y prefieren el escarnio público antes que enfrentarse con los demonios que moran en el inconsciente. Y el tema de las familias de los enfermos es otro tema: eh, no se hagan los boludos, ustedes también son parte del problema, ¿están realmente dispuestos a cambiar y ayudar?
Es muy fácil para ciertas familias y siquiatras decir: es un problema genético, los abuelos también estaban locos. Entonces, cerramos todo y nos volvemos a casa.
O empezamos a pensar porque hay gente que prefiere explicaciones seudo científicas antes que hacerse cargo de su propia vida.

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