sábado, noviembre 20, 2010

HACIA UNA METAFÍSICA DEL KIRCHNERISMO

Ahora que las aguas se calmaron, que pasó el sofocón emocional, me gustaría volver sobre ciertas ideas y sentimientos de los que no me arrepiento, sólo que trataré de exponerlos lo más ordenadamente posible, porque lo que me suele pasar es que no aclaro los tantos a su debido tiempo y alguna gente no registra el límite, entonces uno se llena hasta que explota y allí los invasores de intimidad se ofenden mortalmente porque se habían perdido varios capítulos de la historia, consciente o inconscientemente.
En una familia como la mía, en una ciudad como Coronel Suárez, que son distintas al resto (pero no tan distintas como creía), uno siempre tiene sus diferencias. Si bien hay ideas y sentimientos que compartimos, siempre hay gente que nos avergüenza, que es como una especie de lastre que uno tiene que soportar. Hablaré tal vez de criarse en soledad en un hábitat donde lo único que parece importar es el fútbol y la timba, donde no se pueden charlar temas culturales y donde la diferencia es vista irónicamente. No es que el bruto se hace cargo de su condición, el bruto juzga al ilustrado como boludo. Hay cero nivel de autocrítica y cuando uno expone esto es aislado como un hijo de puta infecto, como un virus peligroso.
Hablaré quizá de la falta de comunicación, de diálogo que lo aisla a uno y que comienza a enloquecerlo lentamente. Y cuando uno finalmente se sicotiza, hace síntoma, pasa a ser como una especie de carga, de cruz que una pobre, buena, normal familia o sociedad tiene que soportar estoicamente.
Hablaré entonces de como parece no haber salida al círculo vicioso, de como sólo la ayuda de gente sana y de buenos consejos y decisiones pueden salvar al individuo atrapado en una red de mediocridad. El ha sido elegido como chivo expiatorio y no pararán hasta destruirlo (consciente o inconscientemente).
¿Y que tiene que ver esto con el Kirchnerismo?
Y mucho, porque los K (especialmente Néstor) abrieron una puerta. Dijeron, epa y esto? como nadie lo veía? Y claro, siempre hay mucha gente que lo veía y no le convenía decirlo, pero también somos muchos mas los que éramos víctimas de ese secreto. Entonces el Kirchnerismo abrió la puerta al enfrentamiento, a la crispación, al resentimiento, pero también a la revolución. Porque cuando ponés una verdad en evidencia, no solamente están los que te odian, los poderosos. En realidad esos son minoría, en verdad la mayoría era víctima de esos manejos. Y se alegra de que salgan a la luz, aunque no lo pueda o no lo quiera decir. Ojo, porque la mayoría de los Kirchneristas la matan de callados por temor, pero cuando están en el cuarto oscuro y no los ve nadie, votan en consecuencia.
Entonces, uno puede decir, aquí en la pampa, que poderoso es el campo, la Iglesia, si pero y todos los que están más abajo, que no se los fuman? Los comerciantes, la clase media, los profesionales. Esos se alegran y apoyan aunque no lo hagan público.
Y con Clarín, que pasa, todo muy lindo pero todos los que no trabajamos en Clarín lo teníamos un poco montado en las bolas por resentimiento más o menos justificado. Entonces, objetivamente, la Ley de Medios buscan destruir un monopolio que los poderosos quieren defender. Pero todos los demás?
Néstor no era loco ni boludo, sabía que si decía la verdad íbamos a ser millones los que íbamos a saltar a apoyarlo.
Entonces, curiosamente, los que te subestimaron, los que se te cagaron de risa, los brutos, están en contra del Kirchnerismo. Obviamente. Pero todos los que fuimos ninguneados estamos a favor, porque dice cosas reales, pero aparte porque queremos estar en contra de los que están en contra.
Y entonces alguna gente se pone loca de que te vaya bien, a alguna gente le parece mal que te vaya bien.
Es una guerra.
Pero una guerra diléctica, una revolución política, social, filosófica.
Y de última, el porqué de tanto fanatismo es porque en definitiva esto se convierte como en una guerra santa, una guerra del corazón. El corazón manda y dice: apoyemos a estos que por una vez se la jugaron, que por una vez dijeron la verdad de la milanesa. Y por eso también la intolerancia. Porque no se puede estar al margen en semejante dicotomía: o estás con los buenos o estás con los malos. O estás con los que son el progreso, la civilización, el siglo XXI o estás con los que se oponen.
Claro, que el Kircherismo, como cualquiera de nosotros, tiene zonas oscuras, muy oscuras. Pero: están haciendo lo correcto si o no?
Entonces no hay nada más que discutir, ni que moderar, ni que negociar, ni que consensuar.
Le queda ahora a Cristina la tarea ciclópea de superar a su propio marido y al mito de Evita. De ella depende, pero me parece que lejos de intentar "normalizarse", hay que seguir pegando en donde más duele, poniéndole cara de culo a estos tipos que no se merecen otra cosa.
Se juega una parada brava Cristina, veremos si se la banca.
Estaremos atentos.

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