miércoles, julio 14, 2010

NO NOS UNE EL AMOR, SINO EL ESPANTO


Suárez ya no es un pueblo, ha crecido, pero igualmente nos conocemos casi todos. De toda la vida. Es muy raro que alguien no conozca vida y obra de su vecino. Que se filtren vicios y virtudes del otro. Eso tiene sus pros y sus contras, obviamente. Voy a que vivimos tiempos harto confusos para el periodismo y la política en general. Hay mucha libertad de prensa. Demasiada diría. Cualquiera puede decir cualquier cosa del otro y ampararse cobardemente en la libertad de expresión. Incluso Cristina Kirchner, por las presiones opositoras, derogó una ley que antes les permitía a los ciudadanos perjudicados ampararse en la figura de calumnias e injurias. Así son las cosas, la oposición acusa al gobierno nacional de protofascista y este cada vez les suelta más la rienda. Pero volviendo a Suárez: ¿cualquiera puede decir cualquier cosa? ¿Se puede difamar, mentir, agredir gratuitamente y al mes olvidarse de lo que se dijo, lastimando vidas privadas de gente que no se lo merece? Me refiero claro, a cierto periódico opositor, donde un par de sus periodistas, con el apoyo de su director, se la pasan agrediendo de una manera brutal, injusta. Aún en caso de que efectivamente lo que denuncian fuera cierto, cosa que nunca sucede, aún así hay formas y formas de decir las cosas. Porque yo también, con la misma liviandad que tienen ellos, podría decir: pero bueno: ¿qué derecho tiene a opinar alguien que fue preso y procesado por estafa? ¿Qué referente moral es alguien que fue echado de todos lados por corrupto? Es muy complicada la situación, hay gente que está muy jugada en su locura, en su resentimiento y ni siquiera se le puede hacer juicio.

El ejemplo de Clarín y Víctor Hugo Morales:

A nivel nacional pasa exactamente lo mismo, uno ve periodistas en otro tiempo prestigiosos como María Laura Santillán y Santo Biassati, poniendo la cara por el multimedios monopólico que les paga sus jugosos sueldos y diciendo cualquier cosa en contra de un gobierno que les discute sus privilegios. Son tiempos complicados para la libre expresión, justamente porque parece que cualquiera puede decir cualquier cosa. Se han roto todos los códigos, gobiernos exitosos han corrido de su lugar a los medios otrora intocables, que hoy se defienden de una manera aberrante, indigna. Programas como “678” o este mismo periódico en este ámbito no son sino pequeñas defensas que intentan contar algo diferente de la realidad horrible y hostil que pintan las grandes corporaciones interesadas en voltear gobiernos. Estoy convencido que hace 30 años esta gente hubiera apoyado un golpe de estado y a muchos de nosotros nos hubieran secuestrado, torturado, arrojado al río desde un avión. Pero hoy por hoy los militares pasaron de moda, entonces la guerra sucia se da por los medios de comunicación. Y hay pocos héroes, pocos periodistas verdaderamente independientes. Uno de los pocos que respeto y en el cual me gustaría reflejarme es Víctor Hugo Morales. Su pelea con Clarín viene de larga data, el, como relator, como periodista deportivo, tuvo que sufrir que Clarín y TyC Sports monopolizaran todo el fútbol. Y que no dejen prácticamente espacio para el que piensa y habla diferente. Cuando sólo hay una opción, el que no se adecua a la visión de la realidad que impone ese multimedios es apartado. Por eso lo de Víctor Hugo tiene sustento moral, el siempre peleó por lo mismo, siempre simpatizó con las mismas ideas. Como entonces no va a simpatizar con el actual gobierno nacional, aún sin ser totalmente oficialista, somos muchos, muchos más de los que se piensa, que apoyamos críticamente a los K.

Las amenazas de Moccero y lo que no se dijo:

Volviendo a Suárez hubo un hecho que pasó cuando yo todavía estaba viviendo en Buenos Aires y que pinta de cuerpo entero las relaciones del gobierno municipal con el pasquín opositor. Cuando fue la anterior huelga de municipales, uno de los periodistas antes referido salió hablando por TN (Já, el diablo los cría y ellos se juntan). Por supuesto criticó duramente al gobierno de Ricardo Moccero. Este, en una reacción algo infantil, le mandó un mensaje de texto diciéndole que era un traidor y que se las iba a pagar. Eso salió en la tapa del periódico y todo. Más allá del escandalete, lo que nadie se tomó el tiempo de preguntarse fue porque Moccero lo llamó traidor y porqué tenían esa confianza. Bueno, yo si me tomé el trabajo de investigarlo. Resulta que este periodista, al que parece que el sueldo no le alcanza, tiene la mala costumbre de extorsionar amistosamente a empresarios y funcionarios. A pedirles dinero porque no le alcanza para darle de comer a sus hijos, según él, entonces pide diversas sumas y a cambio promete o sugiere que será más benévolo de lo habitual en sus tapas y notas. Esto es así desde hace muchos años. Las pruebas están. El ha firmado recibos por ese dinero recibido. También es cuestionable la actitud de los que se dejan chantajear, pero bueno, ese es otro tema. Eso existe acá y en la China y se llama tráfico de influencias. Alguien que tiene poder de decisión sobre lo que se va a decir de un gobierno o una empresa, pide dinero a cambio para ser benévolo.

Todo tiene que ver con todo:

Hay que aprender a leer entrelíneas, ver qué versión nos cuentan y quien nos la cuenta, así Clarín dice que está en contra de los Kirchner porque son casi fascistas y corruptos. Pero Néstor K contó una historia muy diferente. Se sabe que mientras fue el gobierno de Néstor, Clarín no le sacó ni una tapa en contra. Eran tiempos de buenas migas, el gobierno les permitió quedarse con Cablevisión y ahora casi todos los videocables del país son de Clarín, incluido el local. Pero quisieron más, quisieron comprar Telecom y ahí Kirchner se opuso. Es así de simple, si no me das lo que quiero me tenés en contra. Extorsión pura. Es otra de las tantas cosas que no se cuentan del mundillo periodístico, un universo tan cretino y corrupto como cualquier otro. Pero todo esto no lo dice nadie, son todos muy críticos con el oficialismo pero entre colegas no se animan a decir nada. Y otro tanto pasó con el juicio que les ganó Sergio Gómez a “Nuevo Día” y con el peloteo mediático a la que fue sometida Ana Lía Pogost. ¿Qué me une a los Moccero, Ana Lía Pogost, Sergio Gómez? Más allá de que algunos son propietarios de este periódico y me pagan un sueldo, tenemos algunos enemigos en común. Tal vez ni siquiera somos amigos o pensamos políticamente de la misma forma. Pero en algo estamos de acuerdo: no vamos a dejar que estos tipos se la lleven de arriba.

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