Hemos oído muchas veces esa historia, tal vez sin prestarle la suficiente atención. La de los campesinos alemanes que emigraron a orillas del Volga porque Rusia les daba las tierras y oportunidades de trabajo que Alemania no podía darles en ese momento. Y luego la partida en busca de nuevos horizontes hacia Sudamérica. Y la llegada a Coronel Suárez. Tiene reminiscencias bíblicas ese constante desplazamiento en busca del destino, son como el Arca de Noe o los judíos cruzando el desierto.
Una vez, uno de esos sabelotodos que nunca faltan en Buenos Aires, me porfiaba que los Alemanes del Volga en realidad son judíos, buscando descubrir algo oculto, algo nuevo sobre la historia tantas veces contada. Claro, nada que ver, los Alemanes son sumamente cristianos, apegados a su fe, creo que no les gustaría ese chiste. De hecho, el domingo antes de almorzar, se hizo una bendición de la comida y un agradecimiento a Dios que ni siquiera es tan católico, se ve más en las películas de países protestantes, como EEUU o Europa.
Pero las coincidencias son notables: desde chicos aprendimos que los Alemanes del Volga son los “rusos”. Rusos en la Argentina se le decía también a los judíos. Los “rusos de la colonia” son una construcción popular bastante discriminatoria, como si habláramos de “gallegos” sólo que rubios y de ojos celestes.
Es una curiosa discriminación al revés: en Buenos Aires que hay mayoría de morochitos, lo más, lo mejor es ser rubio y de ojos celestes. Acá como abundan, se los bardea. Cuantas rusitas he visto y veo crecer hermosas, perfectas, mejores que las de la tele, adolescentes radiantes en vivo y directo, no como las modelitos que después cuando las ves de cerca te das cuenta que son puro photoshop. Pero ellas tal vez no han tenido la suerte y las ganas de llegar allá arriba, simplemente prefieren trabajar de lo que hay, casarse y tener hijos. El que si llegó, todos lo sabemos, fue Sergio Denis, que en realidad es el “negrito” Hoffman. Ja, un negrito rubio. Otro chiste más.
Ricardo Moccero lo dijo como al pasar el domingo, cuando descubrió una placa con los nombres de los fundadores del Club Germano. Dijo: “Las Colonias Alemanas son lo mejor que tiene Coronel Suárez”. Tal vez sonó a frase de compromiso, a declaración demagógica. Pero no, me parece que hablaba sinceramente. Remitirse a los hechos: ¿cuántos años hace que Coronel Suárez ya no es la Capital Mundial del Polo? ¿Cuánto hace que no se destaca como antes por algo en particular? Como suele pasar en la vida, lo que empezó como un chiste, como un insulto, esos “rusos de la colonia”, esos “rusos pata amarilla” son lo más particular que tenemos cultural y turísticamente hablando. La ventaja diferencial, diría un marketinero. Lo que empezó como una amenaza, algo a ocultar, termina siendo lo más representativo, lo que nos destaca en el país y en el mundo.
Las dos posturas en pugna:
El domingo, en la Asociación Cultural Germano Argentina de Pueblo San José (o Colonia Dos), se hizo un súper almuerzo en conmemoración de los 70 años oficiales de la fundación del querido “Club Germano” Todo comenzó pasadas las once de la mañana con el descubrimiento de la placa y terminó como al atardecer entre tortas y brindis con sidra.
El almuerzo fue tremendo como siempre: chorizo con ensaladas, carne al horno con papas, acompañado del filsen, esa especie de postre que se come con la carne, esa delicia alemana hecha con manzanas, crema, masa, azúcar. Mucha bebida, muchas pasadas de las hermosas chicas que nos servían, demasiadas repeticiones del plato principal, luego postre helado. Llevé de asistente a mi amigo el Chanchin, un porteño con sangre “rusa”, su apellido materno es Kaul. Enseguida conectó con sus raíces, especialmente con la comida. A través de el y muchos otros me llegaron las antiguas historias de Alemanes del Volga.
Podríamos distinguir entre dos posturas históricas, por decir algo: los alemanes de la línea blanda y los de la línea dura. Los de la línea blanda son los que se fueron a vivir directamente a Coronel Suárez, y si bien siguen manteniendo sus costumbres, se mezclaron con el resto de descendientes de europeos que habitan nuestra ciudad, ahora somos todos suarenses, somos todos argentinos. Pero siempre existió una línea dura, la de quienes se aferraron a sus costumbres, a su pueblo, a su idioma y siguen viviendo fieles a una época pasada. Cada vez menos, pero hubo un tiempo en que ir a las Colonias Alemanas era como una excursión temeraria, a lo cowboy. No sabías como te iban a tratar, con que te iban a tirar. En ese sentido, el espíritu igualitario de la Asociación ya planteaba un puente entre dos culturas, que cada quien conserve sus raíces, pero también que haya unidad. El famoso crisol de razas, nunca tan cierto como hoy en nuestra ciudad, más si tenemos en cuenta el impresionante crecimiento edilicio de Suárez, se ve, se siente, que tarde o temprano las Colonias van a ser una sola unida también con la ciudad cabecera.
La parte protocolar:
Luego del almuerzo llegaron los discursos, reconocimientos, regalos y la proyección de un video histórico. El 24 de marzo de 1940 es la fecha oficial de fundación de la entidad, pero como bien recordó el Tesorero Evaristo Kees en su larga explicación histórica:”Esta Asociación nació hace muchos años, más que 70, por la década del treinta, cuando no había nada, ningún salón. Se festejaban las Kerb pero no teníamos un lugar, entonces una comisión de descendientes empezaron a hacer como todos los años bailes y siempre había que alquilar algún salón o carpa”. Hubo una ovación cuando fue mencionado el Presidente de la institución, Aurelio Schwindt, quien lleva más de 40 años consecutivos en su cargo. También hubo reconocimientos a mucha gente que trabaja y aporta desde siempre como por ejemplo Valerio Herr.
Luego dijo unas palabras el Director Provincial de Colectividades Extranjeras, el Licenciado Raimundo Marmori: “ Quiero comunicarles que los festejos de este 70 aniversario fueron declarados de interés provincial por el gobierno de la provincia y que es un compromiso del Gobernador Daniel Scioli de asistir, no solo institucionalmente como lo venimos haciendo (…) Pero no es solamente el apoyo institucional, lo que nos satisface plenamente, sino también el apoyo concreto con medios económicos de parte de la Provincia de Buenos Aires. Yo me comprometo ante ustedes por ciertos problemitas que tienen con la personería jurídica, para asesorarlos y que la Asociación ponga en orden sus papeles, y también me comprometo a entregarles un subsidio como ya les entregamos a la Asociación Italiana y la Española”. Luego le entregó una plaqueta el Presidente de la Asociación en nombre del gobierno de la provincia, quien se emocionó fuertemente y no pudo evitar las lágrimas. Asimismo, al funcionario provincial se le hizo entrega de un reconocimiento de la Asociación y también de una cerveza local artesanal, entregada por su fabricante, Néstor Duckuen. Luego también habló el Secretario de Gobierno, Ernesto Manuel Palenzona, siempre presente en estos eventos, como buen hedonista, como este cronista también, siempre listo para festejar y brindar por la hermandad de los pueblos.
Brindando a media tarde:
Hubo tiempo luego para la actuación del Coro “Las voces del corazón”, la entrega de numerosos reconocimientos históricos, el típico baile con esa música bochinchera y alegre que tocó el grupo “Brisas” y luego, ya llegada la tarde, se procedió a cortar las tortas de aniversario, repartirlas entre la gente y brindar con sidra. Y nos fuimos todos alegres, bajo el sol del atardecer , siempre felices y dispuestos a volver a los festejos alemanes. Y una deuda para con los amigos camarógrafos y fotógrafos de la Colonia que compartieron la mesa con nosotros. Asombrados con nuestra sed y voracidad, nos dijeron: “Van a tener que escribir una buena nota”.
Creo que cumplimos.
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