jueves, marzo 07, 2019

ESTE ES EL AÑO, ACADEMIA




El destino racinguista me llegó no solo por mi padre, sino también por mi abuelo Scipione.
Era inevitable que yo fuera de Racing.
Cuando chico lo sufría, nos fuimos a la B y nos costó volver.
Padre y abuelo me hablaban de los tiempos de gloria de Racing, cuando todos lo llamaban la Academia, por su fútbol lujoso, perfecto.
Veíamos una y otra vez ese golazo del Chango Cárdenas, cuando Racing salió campeón del mundo, el primer equipo argentino en lograrlo.
El Racing que yo conocí de chico era un equipo mediocre, que se caracterizaba más que nada por la garra, por no entregarse, por poner huevo.
Pensé que nunca en la vida lo iba a ver campeón, ni siquiera habíamos salido campeones en la B.
El colmo fue hace exactamente 20 años, el día en que se anunció que Racing había desaparecido legalmente y los hinchas se autoconvocaron en el Cilindro y lo resucitaron.
Hablame de resiliencia.
Hablame del destino de un club que tiene los mismos colores que un país, de un destino marcado en la piel, de gloria, caída y vuelta a ser.
Ya lo vi campeón dos veces y este año parece que va a ser la tercera.
Sinceramente: me importa tres carajos el fútbol, pero me asombran ciertos símbolos,destinos, metáforas, sincronicidades, premoniciones.


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