miércoles, marzo 13, 2019

ALTAS SOCIEDADES





Leyendo la notable biografía de Macedonio Fernández escrita por Germán García, se me aclaran algunas cuestiones sobre este extraño personaje. Alguna vez creí ver en el a un iluminado argentino y también un secreto genio que le había enseñado a Borges todo lo que sabía.
No es tan así, lo más parecido que tuvimos a un iluminado argento sin duda fue Facundo Cabral.
Macedonio Fernández, en cambio, es una anomalía, un freak, un melancólico, que fascina y obsesiona al escritor y psicoanalista Germán García.
Abogado, casado con hijos, fue juez en Misiones, fundó una comunidad anarquista en la selva, pero enseguida se arrepintió, escribió incansablemente, pero Borges dice que era mucho mejor hablando. Cuando muere su esposa, abandona a sus hijos y se abandona a si mismo, deja la profesión y se dedica a vagar por pensiones en plan depresivo, escribiendo y olvidando lo escrito, desapareciendo del mundo.
Algunas tardes se junta con un joven Borges a tomar el café con leche en La Perla del Once (allí donde unos años después Tanguito comenzaría con La Balsa y el rock nacional) y le quema la cabeza al genio con sus argumentaciones filosóficas deslumbrantes y delirantes.
Es la chispa que enciende a una de las mentes y de los escritores más grandes de la Historia.
Unos años después Jorge Luis Borges toma la posta y conversa con un joven aspirante a escritor: Adolfo Bioy Casares. Bioy había publicado algunos libros pretenciosos y rídiculos, era un niño bien de la oligarquía, dandy, playboy, vago con pretensiones literarias.
Borges lo guía, le desancoseja la "libertad idiota" de la vanguardia francesa y lo transforma en un escritor hecho y derecho. Allí Adolfito escribe su primer libro de verdad: nada menos que "La invención de Morel".
Es hermosa la historia de esta amistad y sus colaboraciones, no solo literarias.
Borges es la mente brillante sin cuerpo, sin sexo, que luego se queda ciego. Bioy Casares es el libertino de gustos refinados, plenamente consciente de que está frente a uno de los genios más grandes de la Historia.
¿Que es sino el colosal "Borges" donde Bioy Casares por años y en secreto, invita a comer a su casa a Borges, conversa con el y luego anota cuidadosamente cada palabra que dijo Borges, todo, las genialidades y las estupideces? No permite que nada se pierda, que nada se olvide, obsesivamente y en secreto, anota todas las confidencias que le hace Borges y deja el libro listo para después de que ambos estén muertos.
No se me ocurre una imagen más preciosa del amor y a la vez la traición del escritor, que comparte el privilegio de sus charlas con un genio, con todo el resto de la Humanidad.
Adolfito, un tipo muy maltratado y ninguneado siempre por la intelectualidad argentina, por su origen patricio y porque nunca laburó, aguarda su reivindicación no solo por esto, sino también por sus muy buenos libros de cuentos y novelas.
Macedonio, Borges, Bioy: un linaje que me honra y me insta a superarme, hay otros claro, esta ciudad y este país son pródigos en gente extraordinaria.

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