La imagen lo dice todo: Skay, el guitarrista de los Redondos, tocando Jijiji en Cosquín con Richard Coleman, eterno aliado de Gustavo Cerati y de Soda.
Es la disolución de la grieta, de la falsa dualidad.
El éxtasis.
Hace poco lo saludé a Richard en el recital de Benito, el hijo de Gustavo.
De alguna manera, somos familia.
Gracias a Richard descubrí a William Blake y a Jim Morrison.
El siempre fue el lado oscuro de Cerati.
Eterno vampiro, príncipe de las tinieblas, Richard tiró un chiste genial cuando me dió la mano: - No te puedo ver por la luz-, ya que los reflectores le daban en la cara.
Genio secreto, alto poeta y violero, viene sacando una obra maestra detrás de otra, desde hace como unos 30 años.
Nunca se lo menciona cuando se habla del Olimpo de los solistas nacionales pero está a la altura de cualquiera e incluso diría por encima de un par de figurines que viven de recuerdos.
Su ultimo disco FACIL, lo confirmó en un estado impecable.
Formó parte del primer Soda y junto a Gustavo también creó Fricción. Luego una larga carrera con Los Siete Delfines y finalmente una etapa solista brillante.
También volvió con Gustavo en sus dos ultimos discos solistas: Ahí Vamos y Fuerza Natural.
La semana que viene arranca con sus tradicionales y deliciosos jueves de acústicos en Bebop.
Allí estaré, como siempre.
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