domingo, febrero 10, 2019

CONCHAS DE PLATA





El finde pasado me invitaron a una fiesta donde la DJ estrella era Sofía Gala. Esa tarde, me pareció el momento ideal para ir al famoso videoclus de Avenida Entre Ríos y alquilar y ver Alanis, que en su momento no me había llamado tanto la atención.
La película fue la gran ganadora del Festival de San Sebastián 2017, Sofía se llevo la Concha de Plata a la mejor actuación y su directora, Anahí Berneri, la Concha de Plata a la mejor dirección.
Anahí Berneri vendría a ser la que viene a terciar en el fabuloso duelo de estilos entre Albertina Carri y Lucrecia Martel. Se sabe, la más recontrafamosa y prestigiosa en el mundo es la Martel, pero como yo soy contra, prefiero a la Carri.
A la perfección, sofisticación nihilista y glacial de la Martel, se opone el cuerpo, el gozo, la libertad estilística e intelectual de la Carri.
La Berneri, como decía, viene a terciar con un estilo más simple (demasiado simple tal vez) que le debe mucho al género documental y también al publicitario.
Claramente Alanis es su mejor película, en un retrato crudo y descarnado de la vida de una prostituta, con una pintura de Once donde abundan los planos y los pases cortos y que dejan a Burman como un farsante.
Igual la película no sería la misma sin la extraordinaria presencia de Gala, quien se mueve con una naturalidad pasmosa, como si siempre hubiese sido o querido ser puta. A ella la acompaña su hijo Dante, un bebé que actúa sin saberlo ( hay que ver si en el futuro el pibe se lo agradece o la putea).
Sofía Gala Castiglione es también una gran DJ, doy fe, y alguien que dice mucho sobre el feminismo e incluso más allá. Deliberadamente afeada, con una camisita varonil cerrada hasta el cuello, con el pelo corto teñido de azul, en una curiosa moda que también le vi a su amiga Ann, buscan como una síntesis a lo Bowie, más allá del género: trans, alienígena.
Signo de los tiempos, las dos amigas aparecen en el manifiesto porno lésbico de la Carri, Las hijas del fuego, pero en una escena más glamorosa: comen de un cadáver exquisito. Son raras pero no tanto, no aparecen garchando con otras chicas.
Es importante también señalar que Sofía Gala Castiglione, es hija de la One, Moria, quién ha hecho por el feminismo y la liberación sexual mucho más de lo que se le reconoce.
Me viene a la memoria algún programa perdido de Susana Giménez, donde Moria y una adolescente Sofía contaban que la madre le aprobaba que saliera con un hombre mayor de edad, para que le enseñara a garchar ya de chiquita.
Vanguardia total, la One siempre fue las tetas de las películas de Olmedo y Porcel, pero termina siendo mucho más revulsiva que las chicas de Futurock, que se van en pelotudeces seudofilósoficas y parece que le tuvieran miedo a poner el cuerpo.
Hace un par de semanas que la perra mala de la derecha, Pola, las corre por izquierda y se les caga de risa desde sus columnas en Perfil.
Así las cosas, los machirulos miramos anonadados el despliegue de conchas karatecas, y cuando alguno como Martín Kohan quieren opinar algo, lo cagan a puteadas porque parece que de mujeres solo pueden opinar las mujeres.
Paisano fascinado; pero un poco aterrado ante tanta vagina dentada de la gran ciudad, desensillo hasta que aclare.

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