martes, marzo 20, 2018

ZEN ES ZAZEN




La práctica de salir de la mente o ego, llamada zen en Japón, se realiza en la postura zazen, o sea, sentado en posición de loto, como se supone que lo hizo el buda histórico, Sidharta, hace 2500 años.
Zen es Zazen repiten los senseis, porque no hay nada que explicar, ni nada que entender.
Se supone que la práctica traerá la revelación del Nirvana o cuanto mucho, del Satori.
Se renuncia al ego, a la mente y se accede a una instancia superior, la no mente, el infinito.
El mundo es ilusión y el yo también. Por eso se realiza zazen, se sale de la mente, para acceder a esa instancia superior que se llama Nirvana.
Una forma más sofisticada de entender la divinidad, como lo absoluto, a la vez vacío.
Me angustiaba mucho cuando hablaban de vacío, hasta que leí a Osho explicando que es como si a un hombre que ha estado toda su vida enfermo, le explican lo que es la salud: ausencia total de enfermedad.
Es que el lenguaje humano no llega a expresar con certeza la eternidad.
Por eso el Nirvana, mal llamado Iluminación, se describe como un apaciguamiento, un despertar de un sueño, el sueño de la vida terrenal.
Hay una confusión con el Satori, que es simplemente un vislumbre del Nirvana, como si se accediera a la verdad por unos segundos y luego vuelta a la vida normal.
Nirvana, en cambio, dicen, es la paz y el silencio absoluto ya en esta vida. Cuando la persona ha despertado del sueño de esta vida, al abandonar su cuerpo, ya no volverá a reencarnar, se integra al Universo, a la Creación, Energía Cósmica, Dios, o como lo quieras llamar.
El resto de los mortales comunes, vuelven a morir y reencarnar, siguen dentro de la rueda del Samsara, porque no se han liberado de la ilusión del yo, porque mientras uno siga apegado a un ego, no puede acceder a la divinidad, lo absoluto.

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