lunes, marzo 12, 2018

ALFONSÍN, MI VIEJO Y LA TRISTEZA DE LA DERROTA

Hoy que cumpliría años Alfonsín, pienso en mi viejo.
Es inevitable. El era radical y me legó su amor por la democracia y por Don Raul.
También pienso en la tristeza de la derrota.
Esa tristeza que acompañó siempre a mi viejo y que se lo terminó llevando sin avisar, tal vez por su hermano muerto joven y otras cosas, pero también por la derrota cultural que fue ver que a una buena persona no la dejan gobernar.
Que los que son puros son rechazados por el poder.
Porque a Alfonsín lo voltearon la oligarquía, los militares y el peronismo.
No olvidar, hoy todos se hacen los boludos y lo reivindican, pero bien que le hicieron la vida imposible cuando gobernó, porque era un hombre justo y eso es pecado en la política.
También me acuerdo de mi abuelo, el padre de mi viejo, un oligarca conservador que decía que los radicales eran buenas personas pero que no servían para gobernar.
La terrible y triste derrota cultural es ver que se termine confirmando lo que dicen las malas personas, los garcas.
También Alfonsín arrastraba una melancolía extraña, no se de donde venía, siempre me dió esa impresión y se me unió para siempre con el recuerdo de mi viejo.
Yo mamé esa derrota cultural, esa tristeza tanguera de mi viejo, pero no coincido con mi abuelo.
No todos los radicales son buenas personas, son si, bastante inútiles e incapaces para gobernar, y terminaron haciendo el triste papel de forros de este gobierno conservador actual.
Macri le gustaría a mi abuelo y de alguna forma los radicales le hicieron caso y se resignaron a no gobernar, a acompañar a alguien que antes despreciaban.
Tristeza, mucha tristeza en este día.
Por Alfonsín, por mi viejo y por todos los hombres de buena voluntad que fueron derrotados.

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