No me parece desubicada la actitud de Horacio González y otros intelectuales de pedir que no sea Vargas Llosa quien abra la Feria del Libro. Una cosa es que vaya a dar una conferencia de literatura, a firmar ejemplares, otra muy distinta es que le dejen dar el discurso inaugural del evento literario más importante del año. Es una provocación.
Se sabe lo cipayo, forro y reaccionario que es el hijo e puta este y ganar el Nobel hoy por hoy no significa mucho.
En realidad, es graciosa la párabola que parecen describir hoy por hoy los escritores, el camino que se nos indica para triunfar. Primero, cuando somos jóvenes todavía y estamos en nuestro mejor momento, con nuestra mejor obra, tener que peregrinar por todos lados soportando el ninguneo, la indiferencia de los mediocres de la industria editorial, que no le venden un puto libro a nadie, pero por las dudas te dicen que no. Jóvenes, idealistas, de izquierda, sin un mango, con obras que valen la pena. Como le pasó al peruano también. Y luego, ya cuando se va envejeciendo y se va accediendo a un módico éxito, comenzar a escribir libritos mediocres y a tomar posturas políticas de derecha, defendiendo con cinismo a los más poderosos, a los que cortan el bacalao.Y posar que eso es alcanzar la sabiduría, estar más allá de todo.
Habrá que hacer como sugirió el poeta Miguel Angel Morelli, ir a la Feria y cuando lo presenten a Vargas Llosa empezar a aplaudir y seguir aplaudiendo, no parar nunca de aplaudirlo hasta que se canse y se vaya.
Justicia poética.
Casa
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La casa de la infancia
viene con el olor de los jazmines
la sombra de la parra en el patio
y el silencio caliente de las tardes de verano
La casa de l...
Hace 20 horas.
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