CARETA DE ACASUSSO

No se a cuenta de que acabo de recordar un episodio que pasó en 1992.

Habíamos ido a bailar con unos amigos a la City (New York City se llamaba, creo) y ahí conocí una careta de Acasusso. Hermosa, cheta, como salida de un tema de Babasónicos.

Cuestión que me dio su número de teléfono (en ese entonces solo había teléfonos fijos o muy pocos y carísimos celulares).

La llamé, la invité a almorzar en un restaurant de Avenida Santa Fe, cerca de donde yo vivía.

Estaba todo bien pero yo dormí, quedé como un boludo, no hubo otra oportunidad con ella (un año después me presentaría a una amiga, pero esa es otra historia).

Quisiera exorcizar a esa careta de Acasusso y con ella, a cientos de mujeres más, que estaban ahí con toda la onda y yo espanté con mi extraño trauma.

El trauma consiste básicamente en que, cuanto más me atrae una mujer, más miedo le tengo y más me auto boicoteo, un extraño impulso inconsciente me empuja a pudrirla o a huir de la situación.

Eso pasó siempre y diría que con los años se agravó.

Tuve años de excelente análisis con Jorge Chamorro y esta verdad extraña apareció como un obstáculo insalvable y yo, como un estúpido, me enojé con Chamorro y abandoné el análisis como si el tuviera la culpa de lo que me pasa.

Se que muchos me ven como ganador, como rodeado de mujeres hermosas y la verdad es que, cuando dejé de buscarlas, me empezaron a buscar ellas a mi.

Pero el tema está complicado: es medio raro citar a una mujer para contarle esto, como que la mina piensa que está con un psicópata o un tarado.

Así que me he recluido bastante y busco entrar en ese inconsciente profundo con métodos alternativos, he logrado algunos avances en el autoconocimiento pero el problema sigue ahí: intacto.

Soy muy sensible a la belleza femenina pero algo dentro mío ve en ellas algo diabólico.

Así las cosas.