El nuevo disco de Babasónicos se desliza con suavidad y cohesión, como si fuera todo una larga canción. Una sinfonía epifánica.
Treinta años o más pasaron desde sus comienzos y nunca cedieron a la tentación de repetirse, de dormirse en los laureles.
Son mi banda favorita de todos los tiempos y eso tal vez me hace ser poco objetivo.
Pero la voz poética de Dárgelos y el acompañamiento de una banda de amigos que hace de sus limitaciones su mejor virtud, son incomparables.
Los arreglos electrónicos son cada vez más sutiles y orgánicos.
Las guitarras y las bases completan un sonido que no se parece a nada ni nadie.
Con dos videos ya lanzados y de gira por el mundo, no paran.
Son rock.
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