Ser testigo no solo implica observar: es observar sin juzgar.
No alcanza con ver imágenes hermosas o tener "pensamiento positivo".
Porque todo lo bello es parte de la mente y luego trae su reverso: lo horrible y lo positivo también viene atado a lo negativo.
Esto lo enseña Osho e incluso su archirrival en el trono del Gurú del Siglo XX, Krishnamurti, dice que la más alta forma de la inteligencia es observar sin juzgar.
Eso me resuena bastante porque siempre fui muy sensible a la belleza, sobre todo la de las mujeres. Y es entendible que esas luces luego traigan las famosas oscuridades que tanto conozco.
De hecho, en una época me habían diagnosticado como bipolar y más allá de que me importa un carajo lo que digan los psiquiatras, ahí estaba una punta interesante: de la euforia a la depresión.
El consumo de alcohol y otras drogas también lleva de un extremo al otro.
Por eso la meditación es observar sin juzgar ni engancharse con lo bello o positivo.
Es salir de la dualidad de la mente.
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